El Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 (ODS 6) es un compromiso global para garantizar el acceso universal a agua potable y saneamiento gestionados de forma segura para el año 2030. Este objetivo es crucial para la supervivencia y el bienestar de las personas, ya que el agua potable es esencial para la vida humana y la higiene, mientras que el saneamiento es vital para prevenir enfermedades y mantener una buena salud. Sin embargo, en la actualidad, todavía hay miles de millones de personas en todo el mundo que no tienen acceso a estos derechos humanos básicos.
Esta falta de acceso al agua potable y al saneamiento es especialmente crítica en las comunidades más pobres y vulnerables del mundo. Las mujeres y los niños a menudo son los más afectados, ya que son los encargados de buscar y transportar el agua.
Es importante destacar que el acceso a agua potable y saneamiento no solo es un derecho humano fundamental, sino que también es básico para el desarrollo económico y social. Ya que esto les permite mejorar su salud y su calidad de vida, y participar plenamente en la sociedad contribuyendo al crecimiento económico y a la reducción de la pobreza.
A pesar de la importancia del ODS 6, el progreso hacia su cumplimiento es lento y desigual en todo el mundo. El informe de Naciones Unidas sobre el estado de los ODS, publicado en 2020, muestra que el acceso a agua potable mejoró en todo el mundo, pero aun así, 2.2 mil millones de personas carecen de acceso a agua potable segura. Además, más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a servicios de saneamiento gestionados de forma segura, y la situación está empeorando en algunos lugares debido al crecimiento demográfico y al cambio climático.
Para cumplir con el ODS 6 a tiempo, se necesita un esfuerzo conjunto y una acción acelerada en todo el mundo. Esto significa apostar por soluciones innovadoras y por un compromiso firme por parte de los gobiernos, las empresas, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil en general para acelerar el progreso y garantizar que nadie quede atrás.
Pero el problema futuro puede ser aún mas acuciante debido al cambio climático. España es uno de los países europeos que se prevé que sufra un mayor estrés hídrico como consecuencia del cambio climático. Las precipitaciones son cada vez más irregulares, lo que provoca periodos de sequía más intensos y prolongados. Además, las temperaturas medias están alcanzando récords históricos, lo que agrava aún más la situación. El cambio climático es una realidad que nos afecta a todos y que nos obliga a replantear el sistema actual de gestión del agua.
Una de las opciones que hay que potenciar es el uso de agua regenerada. Esta agua, que procede de las depuradoras, se trata para que pueda ser reutilizada en diferentes usos, como el riego de cultivos, la limpieza de calles o la recarga de acuíferos. El uso de agua regenerada tiene varias ventajas: dota de una segunda vida al agua, es básica para hacer frente a las sequías y reduce la dependencia de los recursos hídricos naturales. Hasta la fecha, España es líder europeo en volumen de agua regenerada. Y esto va a ir a más. En apenas dos años, Europa podría alcanzar hasta 6.000 millones de metros cúbicos de agua regenerada, seis veces más que en la actualidad. Pero para conseguirlo, es necesario invertir en infraestructuras de tratamiento y distribución de agua regenerada, fomentar el uso de tecnologías eficientes y seguras, y concienciar a la población sobre las ventajas de este recurso.
Además de la gestión del agua, es importante tener en cuenta otros aspectos relacionados con este recurso, como la conservación de los ecosistemas acuáticos, la prevención de la contaminación y la promoción de hábitos de consumo responsable. La educación y la concienciación son claves para conseguir una gestión sostenible del agua y garantizar su acceso para todos.