Thomas Nölle, Playa de la Barceloneta en 1991 y en 2016 © T.Nölle
Desde 1990 pasea, busca y recolecta residuos de todo tipo, pequeños trozos de cerámica, cristal, plástico, metal y huesos, pulidos por el mar y el paso del tiempo, que conforman una sugerente colección de arqueología urbana y marina. Estos objetos, testigos de la transformación de la ciudad y el impacto medioambiental que ha provocado y experimentado, protagonizan ahora Sea-Store y Sea-Storm, dos proyectos formados por instalaciones, performances, talleres e intervenciones en el espacio público, especialmente concebidos para el 20º aniversario de Drap Art, el festival internacional de reciclaje artístico de Cataluña, que se celebra en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, del 16 al 30 de diciembre.
Thomas Nölle, Sea-Store, 1990–2016. Selección de piezas © T.Nölle
El proyecto Sea-Store consiste en la instalación de un museo efímero en la plaza dels Àngel, donde los residuos reunidos por Nölle se convierten en motor de diálogo, reflexión y creación con el público, que puede participar en talleres y elaborar in situ nuevas piezas mediante diversas técnicas, sobretodo assemblage y collage.
Thomas Nölle, Sea≈Storm I, 2016. Assemblage con materiales diversos de la playa © T.Nölle
Nölle donará una pieza a cada visitante que quiera transformarse en un coleccionista y registrará el momento a través de un tuit y un selfie del neo-coleccionista con su pieza, que se publicarán en las respectivas cuentas de Twitter e Instagram. “De ese modo piedras y objetos, que un día fueron simple basura, son transformados en objetos de arte, para ser conservados por la misma sociedad que los tiró al mar. Descubrir el valor estético de unos trozos de cerámica, cristal o incluso plástico, que estuvieron durante décadas rolando en el mar es una especie de burla al sistema insostenible del hiperconsumo”, explica Nölle, cuyo proyecto alude a las prácticas de usar-y-tirar y a posibles alternativas para prolongar la vida útil de los objetos.
Thomas Nölle, Farmacia I, 2002–2016. Assemblage con materiales diversos de la playa © T.Nölle
En paralelo, durante los días del festival por la plaza, el CCCB y las calles aledañas circularán varios micro-museos portátiles y ambulantes, colocados en bandejas -al estilo de las antiguas cigarreras de los cabaret- llevadas por jóvenes performers. “La práctica de usar-y-tirar está transformando los objetos de arte en productos de moda cíclica y descartable, mercancía banal para satisfacer la especulación financiera”, indica el artista.
Por otro lado Sea-Storm es la instalación creada por Nölle para la exposición central de Drap Art en el CCCB, con sus característicos assemblages que encierran memorias inéditas e historias enigmáticas. “Cada desecho por nimio que sea encierra una historia oculta sobre los procesos urbanísticos y sus consecuencias sociales y medioambientales. Por ejemplo, los bombardeos de la Guerra Civil, con casi mil muertos y decenas de edificios destruidos o la construcción de la Vía Layetana, a principios del siglo XX, que supuso el derribo de 2.199 edificios. Muchos de estos escombros han ido a parar al mar Mediterráneo”, asegura Nölle, que a través de este proyecto pretende devolver a la sociedad, por medio de un proceso de reciclaje y transformación, fragmentos de la historia y memorias físicas de nuestras acciones.
Thomas Nölle, Fabled Sea II, 1995. Assemblage con materiales diversos y fotografia de la playa © T.Nölle
Los dos proyectos están estrechamente vinculados. Ambos mueven una sutil crítica al sistema por sus prácticas ecológicamente insostenibles y plantean la necesidad de modelos sostenibles, tanto por lo que se refiere al consumo como a la convivencia humana. El año pasado Nölle participó en Drap Art con Mare Rostrum, un proyecto creado junto con pescadores y la Agencia de Residuos, basado en una serie de fotografías protagonizadas por la basura retirada del mar por los pescadores de la costa barcelonesa, en el contexto del proyecto Marviva. “Ya en los años 70 Jacques Cousteau denunciaba que el Mediterráneo estaba en peligro y aseguraba que los humanos habían hecho más daño a la Tierra y los mares en el siglo XX que en toda la historia anterior de la humanidad”, indicaba Nölle, en aquella ocasión, recordando que cada año toneladas de desperdicios acaban en el fondo del Mediterráneo.