Una tercera parte de nuestro planeta está cubierto por árboles y en ellos habitan la mayor parte de la biodiversidad del planeta, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Sin embargo, se estima que, cada año, la acción humana elimina cerca de 13 millones de hectáreas de bosque.
Entre las causas que provocan la degradación de estos ecosistemas terrestres se encuentran la tala indiscriminada de árboles y la sobreexplotación de recursos naturales. Pero, además, la crisis climática no hace más que agravar esta situación. Las sequías prolongadas, la erosión del suelo y la proliferación de los incendios forestales son algunos de los efectos que perpetúan la pérdida de los bosques y, con ellos, su biodiversidad.
Según la FAO, desde 1990, y pese a que la deforestación ha disminuido ligeramente, se han perdido en torno a 420 millones de hectáreas de bosque a causa del cambio de uso de la tierra y más de 100 millones de hectáreas como consecuencias de incendios, sequías, plagas y fenómenos climáticos extremos.
Esta pérdida de masa forestal implica también la pérdida de hábitats valiosos, la disminución de la cantidad de agua limpia y la liberación de carbono a la atmósfera. Y, por todo esto, es necesario apostar por una gestión forestal sostenible que promueva el cuidado de los ecosistemas terrestres. Estas son solo algunas de las razones por las que Naciones Unidas decidió incorporar la protección y la restauración de los ecosistemas terrestres como parte de las metas sostenibles que componen la Agenda 2030.
La restauración del paisaje es, sin duda, un paso para lograr que nuestros bosques y ecosistemas estén saludables. Solo así será posible que cumplan sus funciones vitales por las que garantizan el equilibrio medioambiental del planeta y ayudan a mitigar los efectos del cambio climático.
La Real Academia de la Lengua Española define reforestar como la acción de repoblar un terreno con plantas forestales. Esta plantación de especies no puede hacerse de forma aleatoria y masiva, sino que es necesario conocer las propiedades y características del terreno con el fin de seleccionar aquellas especies que mejor se adapten.
La reforestación es una de las alternativas para reconvertir y prevenir la degradación ambiental de los bosques. Esta acción supone una respuesta ante la preocupante situación que atraviesa nuestro planeta y por la que se pierden grandes masas forestales cada año. Los árboles forman parte del equilibrio ambiental y entre sus funciones destacan las de equilibrar el clima de la Tierra, mantener el ciclo del agua y sirven como sumideros de carbono.
La plantación de árboles en zonas que así lo requieren no es solo una forma de luchar contra el cambio climático y sus efectos, sino también de hacer frente a otros desafíos ambientales como revertir el deterioro del planeta y frenar la pérdida de la biodiversidad.
Recuperar nuestros ecosistemas y contribuir a lograr un planeta más respetuoso con la naturaleza forman parte de nuestros objetivos como fundación. Por esta razón, desde 2015, desarrollamos nuestro proyecto ‘Sembrando Oxígeno’. Se trata de una iniciativa con la que realizamos acciones de reforestación en diferentes puntos de nuestra geografía. Desde su puesta en marcha ya hemos plantado más de 13.500 árboles que nos ayudarán a compensar más de 800 toneladas de dióxido de carbono en los próximos años.
Hay diferentes tipos de reforestación que dependen del objetivo y lugar en donde se lleven a cabo. Estos son:
Los bosques cumplen una serie de funciones vitales que garantizan el equilibrio medioambiental del planeta: nos suministran de los recursos naturales, regulan el ciclo del agua, protegen al suelo frente a la erosión, generan oxígeno y almacenan dióxido de carbono. Por tanto, cuidar de ellos y de sus ecosistemas es esencial para un futuro sostenible. Porque sin bosques, al igual que sin agua, la vida en la Tierra no sería posible.
Promover iniciativas que apuesten por la reforestación es una forma de luchar contra el cambio climático y recuperar el verde de nuestros paisajes. Además, la plantación de árboles ofrece multitud de beneficios para el medio ambiente ya que permiten: