En áreas de políticas tan variadas como agua, vivienda, transporte, infraestructura, uso del suelo o cambio climático, los gobiernos subnacionales son los principales responsables y ejecutores. Otro rol fundamental que juegan hoy ciudades, regiones y países es en cooperación al desarrollo. A través de este papel pueden apoyar a otras ciudades y regiones en el mundo a través de políticas, programas o proyectos. Es lo que se conoce como Cooperación Descentralizada para el Desarrollo (CDD).
La Cooperación Descentralizada para el Desarrollo en contexto
La OCDE ha llevado a cabo un extenso estudio sobre esta modalidad descentralizada de cooperación. La principal conclusión es que, a pesar de la crisis financiera mundial, las ciudades y regiones de los países de la OCDE han aumentado la Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) que brindan a sus pares en los países asociados. Los volúmenes financieros provistos a través de mecanismos de cooperación descentralizada han aumentado en un 12%, de 1.700 millones de dólares en 2005 a 1.900 millones en 2015.
Los principales países en esta modalidad de cooperación al desarrollo son Alemania, Canadá, España y Austria, mientras que Malawi y Perú, con 3% de los flujos totales; y Marruecos, Senegal y Nepal, con 2%, son los que más se benefician. Además, se observa que, de los temas relacionados con el cambio climático, 41 millones de dólares anuales en 2014-15, y de género, 63 millones de dólares anuales en 2014-15, se están convirtiendo en prioridades para los países.
El papel del agua en el desarrollo
Cuando se mira con mayor atención estos datos, se observa que el agua es uno de los sectores clave donde la Cooperación Descentralizada para el Desarrollo (CDD) ha demostrado ser una valiosa herramienta para mejorar el desempeño del sector.
En el informe de la OCDE se analiza en profundidad el caso de Francia y el papel que juega la Cooperación Descentralizada para el Desarrollo (CDD). El objetivo es promover el acceso al agua potable y al saneamiento en países asociados. En este país destaca la importancia de un marco regulatorio innovador instalado a través de la Ley Oudin-Santini (2006) que actúa como catalizador de financiación que permite destinar el 1% de los ingresos de las ciudades, regiones y agencias de cuenca a actividades de cooperación para el desarrollo en el sector del agua.
Además, este mecanismo tiene un efecto multiplicador para movilizar otras fuentes de financiación y apoyo en los países asociados. En términos globales, la Cooperación Descentralizada para el Desarrollo (CDD) en Francia fue del promedio de 62 millones por año entre 2014 y 2015. Este valor representa alrededor del 1% del total de la ayuda oficial al desarrollo francés. El sector de agua y de saneamiento alcanzó un total de 12,25 millones de dólares en 2015. Esto supuso el 1,5% de la ayuda oficial al desarrollo francés dirigida al sector del agua y el 21% del total de cooperación descentralizada (Figura 1).
Un enfoque multiactor para un concepto complejo
Sin embargo, no toda CDD se hace a través de flujos de ayuda oficial al desarrollo. La OCDE reconoce la gran diversidad de definiciones y mecanismos de implementación que existen en los países. Tanto es así que no hay una definición estándar de CDD. Y solo 7 de los 28 países de la Unión Europea ha adoptado una definición oficial. Algunas ciudades y regiones realizan sus actividades directamente con pares en los países asociados. Mientras tanto, otras recurren a ONGs -es el caso del País Vasco (España)-, universidades o al sector privado. O, a veces, interactúan directamente con gobiernos nacionales, como Flandes (Bélgica).
La OCDE subraya que esta modalidad de cooperación se ha vuelto más compleja que en el pasado. Y va más allá de su componente de AOD. La CDD ha evolucionado hacia enfoques multiactor, y existe una mayor cooperación con los actores que ya están operando en el territorio. Además, una parte cada vez mayor de las actividades se enfocan en la construcción de capacidades y en el intercambio de conocimientos y experiencias.
Estas actividades, por su naturaleza de estar lideradas por gobiernos locales y regionales, son complejas. Y requieren de cierto enfoque global estratégico que aumente su efectividad, eficiencia e impacto.
Líneas de actuación de la Cooperación Descentralizada
Algunas líneas maestras que se proponen desde la OCDE incluyen alinear a través de actividades de Cooperación Descentralizada para el Desarrollo (CDD) las políticas locales y regionales de los países asociados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para asegurar una mirada a largo plazo, fomentar una mejor coordinación a través del nivel de los gobiernos en los países promotores y asociados para una mayor efectividad e impacto, mejorar los datos e información relacionados con los flujos financieros, y establecer marcos de monitoreo y evaluación orientados a resultados para mejorar la transparencia.
Estas recomendaciones pueden ayudar a que el impacto de estas actividades de cooperación descentralizada se multiplique. Y que las ciudades y regiones ejerzan su rol como agentes de cambio globales.