No falta agua, falta compromiso

El agua contaminada propaga enfermedades como el cólera y la diarrea infantil, que matan a 5 millones de personas todos los años, especialmente niños y niñas. Más de la mitad de los habitantes de África sufren estas enfermedades relacionadas con el agua. Además, la mala salud perjudica el potencial de aprendizaje de la infancia.

Por ejemplo, 400 millones de niños y niñas en edad escolar contraen todos los años infecciones con parásitos intestinales que deterioran sus capacidades cognoscitivas.

Los niños y niñas se ven obligados a caminar largas distancias para obtener agua potable, sufren de hecho la prohibición de acudir a la escuela. La falta de una letrina afecta gravemente su salud y su dignidad de otra manera. Puede que, por razones de seguridad y de modestia, tengan que esperar hasta la noche para realizar sus necesidades. Y debido a las funciones que realizan el hogar, pueden trasmitir más fácilmente enfermedades a la familia si no disponen de agua para una buena higiene.

Las mujeres enfermas, embarazadas o que acaban de dar a luz suelen sufrir más a causa de la falta de saneamiento y hay grandes posibilidades de que trasmitan sus enfermedades a sus hijos.

No se trata de que no haya agua suficiente. Lo que falta es el compromiso de los gobiernos, la tecnología para asegurar un buen abastecimiento de agua y saneamiento, y el dinero para poner en marcha los programas relacionados con el agua.