La imaginación cambia con el tiempo

La cultura es el laboratorio de las ideas que son hijas de la pasión, la dedicación, hasta de la tenacidad. El despertar del homo sapiens ocurre con el primer uso de la imaginación en los albores de los tiempos míticos.

Empezamos a pintar para tratar de expresar e ilustrar lo que acontecía en nuestro entorno más cercano. Un claro ejemplo de esto son las pinturas rupestre. Es la primera representación realizada por el ser humano en su intento de comunicarse. A través de estas pinturas experimentaban el movimiento, los colores y las formas para dar vida aquello que forma parte de su alrededor.

La tecnología: producto de la imaginación

La ciencia y la tecnología llegó 150.000 años después. Apareció el celuloide que propicio la aparición del cine donde se mostraban imágenes en movimiento que transmitián una serie de acciones cotidianas. El cine no es más que esas pinturas rupestres del principio de los tiempos.

Valeria Miles toma como ejemplo la obra «Blanco sobre negro» de Kazimir Malevich. Esta pieza es uno de los cuadros que revolucionó el arte a principios del siglo XX cuando sucedía un momento repleto de revoluciones. Eran tiempos donde el arte gozaba de su época dorada.

Malevich decidió innovar y preguntar al espectador qué es lo que veía en su obra. El espectador se dotaba de una autoridad que, a través de la imaginación, decidía qué era lo que ocurría y sentía con esa obra de arte.