Glosario 
 de la Sostenibilidad

Biomímesis

La biomímesis es la ciencia innovadora que tiene a la Naturaleza como fuente de inspiración para la recreación de diseños, materiales, infraestructuras, sistemas de organización, etcétera, que emulen al original para avanzar en armonía con los ecosistemas naturales y dejar así un legado ambiental mejor que el recibido. En otras palabras, el enfoque biomimético utiliza «la naturaleza como modelo, medida y mentor», citando las palabras del proyecto AskNature impulsado por el Instituto de Biomímesis.

Glosario de la Sostenibilidad - Biomimesis

Etimológicamente, el término biomímesis o biomimética proviene del griego bio, que significa «vida», y mimesis, que quiere decir «imitar». Fue acuñado en 1969 por el ingeniero Otto Herbert Schmitt (1913-1998) en un artículo titulado Some Interesting and Useful Biomimetic Transforms. Pese a su extenso recorrido, la palabra carece de registro en la Real Academia Española (RAE) y el Diccionario Inglés Oxford (OED). No obstante, el Diccionario Webster’s lo recoge como «el estudio de la formación, estructura o función de las sustancias y materiales producidos biológicamente y de los mecanismos y procesos biológicos, especialmente con el fin de sintetizar productos similares mediante mecanismos artificiales».

La publicación más influyente en el campo de la biomimética es Biomímesis, publicado en 1997 por la autora estadounidense Janine M. Benyus. Esta publicación invita a «tomar como modelo el mundo natural, cuyas estrategias, imaginativas y eficientes, responden a nuestros problemas más acuciantes». Benyus fundó en 2005 el Instituto de Biomímesis (The Institute of Biomimicry), cuyas influencias en territorio español se aprecian en el Instituto de Ciencias Biomiméticas (BSI), creado en 2018 por el médico catalán Pere Monràs Vinyes.

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La biomímesis es interdisciplinar y propugna la creación de soluciones eficaces y sostenibles incorporando lo aprendido de la Naturaleza y su historia de resolución de problemas y de cooperación de las especies desde el origen de la vida sobre la Tierra. No es una vuelta atrás sino un enorme avance al proseguir con la Naturaleza en lugar de contra ella. Tampoco es una simple imitación sino un aspirar a ser más naturales, alejándonos del pesado lastre ambiental de la artificiosidad.

La premisa biomimética —imitar la Naturaleza— es un concepto innovador de raíces antiguas. Se estima que el polímata italiano Leonardo da Vinci (1452-1519) fue uno de los primeros estudiosos de la biomímesis, como demuestra su Códice del vuelo de las aves (1505) donde recoge observaciones anatómicas de distintas especies aviares que posteriormente aplicaría a sus máquinas voladoras.

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La influencia de la biomimética es tangible en diversas hazañas arquitectónicas, técnicas e ingenieriles. Claro ejemplo es la serie 102 de Renfe AVE del año 2004. La línea ferroviaria de alta velocidad Madrid-Sevilla inspiró el diseño de este modelo en el pico del martín pescador (Alcedo atthis), capaz de volar velozmente a ras de suelo con una pérdida mínima de energía.

Más notorio es el papel de la biomimética en la edificación del Centro Eastgate (Harare, Zimbabue). El arquitecto local Mick Pearce se basó en el ‘sistema’ de control climático de las colonias de termitas para proyectar una construcción capaz de autorregular su temperatura.

El vínculo entre biomímesis y progreso es apreciable también en el mundo de la moda. El cierre de gancho y bucle, o velcro, es obra del ingeniero suizo Georges de Mestral (1907-1990), quien se inspiró en los minúsculos ganchos presentes en el cardo alpino (Xanthium spinosum).

Otra muestra de la interrelación entre el progreso y la biomimética es el denominado RoboBee, un microrobot desarrollado en 2016 por la Universidad de Harvard a imagen y semejanza de las abejas (Anthophila), con la meta de polinizar los cultivos de las sociedades futuras en el supuesto de la extinción de estos insectos.