El gato montés (Felis silvestris) es propio del bosque caducifolio de casi toda la Península, en las áreas de montaña y bosques de ribera, pero también está presente en el bosque mediterráneo, refugiándose entre los matorrales más cerrados donde la hembra trae al mundo a sus crías, casi siempre tres, en ocasiones utilizando los huecos de los árboles.
Con el éxodo rural, las poblaciones de gato montés se han visto favorecidas gracias a que los matorrales, con el abandono del campo, se han convertido en selvas impenetrables.