Edward O. Wilson, el gran defensor de la biodiversidad

En 1929 nacía Edward Osborne Wilson en Alabama (EE. UU.). Vivió su infancia en el campo, lo que le ayudó a desarrollar una increíble fascinación por la naturaleza y los animales. Un viaje al Rock Creek Park, en Washington, despertó el interés del joven por las hormigas y, mientras estudiaba en el instituto, descubrió la que sería la primera colonia de hormigas rojas en los Estados Unidos.

Este solo fue el primero de sus muchos descubrimientos. En 1955 se doctoró en biología en la Universidad de Harvard, en donde desarrolló su prolífera carrera como profesor, entomólogo y conservador de la colección del Museo de Zoología Comparada (perteneciente a la universidad) durante 46 años.

Su pasión: las hormigas

Una de las primeras aportaciones del biólogo fue en el estudio de las hormigas, cuando realizó una clasificación de estas en Nueva Guinea. Una investigación que le llevó a plantear, junto al ecólogo Robert H. MacArthur, que la inmigración y la extinción de la biodiversidad dependen, en gran parte, de las características de la zona, sus propiedades básicas y su demografía. Es lo que se conoce como la teoría de la biogeografía de islas, una de las más importantes de la ecología y que ha influido en la planificación y evaluación de parques y reservas naturales de todo el mundo.

A lo largo de su trayectoria, Wilson descubrió más de 400 especies de hormigas. Sin embargo, como el mismo explicaba, su mayor logro fue conocer cómo estos insectos son capaces de comunicarse entre sí. Y es que las hormigas segregan unas sustancias químicas que sirven para poner en alerta a sus compañeras en caso de peligro o existencia de comida.

Estos hallazgos los recopiló en ‘Las hormigas’, una de sus dos obras premiadas con el Pulitzer de Literatura en la categoría de no ficción en 1991. La otra fue ‘Sobre la naturaleza humana’ (1979) en la que planteaba que la conducta humana es fruto de la herencia biológica de los animales a lo largo de la evolución.

Sus aportaciones a la biología y las humanidades

Wilson no solo era naturalista y biólogo, sino que quiso dar un paso más y utilizar sus conocimientos sobre el comportamiento animal para explicar la evolución del comportamiento humano. Estas aportaciones le convirtieron en el precursor de la sociobiología, que ofrecía una nueva visión de la biología evolutiva. Es, por esta razón, por la que muchos lo consideran el Darwin del siglo XXI.

Aunque la sociobiología es un concepto nacido décadas antes, fue utilizado por primera vez en 1975 con su obra Sociobiology: The New Synthesis, en la que explicaba las bases evolutivas de carácter social de ciertas especies animales, incluidas la especie humana. Y es que otro de los objetivos de Edward Wilson fue unir el conocimiento de las diferentes ramas de la ciencia con las humanidades.

A pesar de que sus hipótesis suscitaron controversia, no fueron desencaminadas y, ahora, se conoce que, a lo largo de la evolución del ser humano, miles de genes de los animales influyeron en el comportamiento humano.

Edward Wilson, uno de los pensadores más influyentes del siglo XXI / Fuente: AP

También Wilson fue el encargado de popularizar el término biodiversidad. Este lo definía como “la totalidad de variaciones con base genética que se encuentran en todos los niveles de organización biológica, desde los genes de las especies, pasando por las propias especies, hasta llegar a los mismos ecosistemas”. Y señalaba que la biodiversidad se mide por el número de especies que existen en nuestro planeta.

Una de las grandes preocupaciones de Wilson fue la extinción de las especies, porque era consciente de que cada una de ellas era irremplazable en el proceso de evolución. ‘La preservación de la biodiversidad es esencial para la estabilidad del planeta y de nuestras especies’, afirmaba.

Por todo esto, trató de divulgar y concienciar a la población sobre el impacto de las acciones del ser humano en la conservación de la biodiversidad. «El ser humano debe resistir a la tentación de dominar y cambiar la naturaleza. Lo que tenemos que hacer es conocerla mejor y aprender de ella», argumentaba.

Aunque se jubiló oficialmente en 1996, siguió muy activo en las décadas siguientes. Una de sus últimas apariciones públicas fue junto al naturalista británico David Attenborough, en un debate sobre el estado de la naturaleza en el que ambos destacaron la rápida degradación que están sufriendo muchos ecosistemas. En 2021 fallecía Wilson a los 92 años tras una vida dedicada a comprender la naturaleza y sus ecosistemas.

Edward Wilson: una vida de reconocimientos

Edward Wilsón es uno de los científicos más importantes de la historia, además de uno de los 100 conservacionistas más relevantes del último siglo. Durante su carrera, publicó más de 400 artículos científicos y una treintena de libros. Sus contribuciones le llevaron a recibir más de 150 reconocimientos internacionales, entre los que destacan, como hemos comentado, dos Premios Pulitzer.

Fue doctor honoris causa por 40 universidades y recibió la Medalla Nacional de la Ciencia (Estados Unidos), el Premio Internacional de Biología (Japón) y el Premio Crafoord de la Real Academia Sueca de Ciencias. Con su trabajo, Wilson no solo ayudó a diseñar mejores estrategias para preservar este equilibrio, sino que transmitió al gran público la importancia de hacerlo.