¿Cuánto sabes sobre huella hídrica?

La huella hídrica es un indicador del uso del agua que analiza la cantidad directa e indirecta de agua consumida o necesaria para el desarrollo de la actividad humana. Esta se define como el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por las personas. Se puede utilizar para medir para un solo proceso, como el cultivo de arroz, para un producto, como un par de vaqueros, para el combustible que ponemos en nuestro automóvil, o para toda una empresa multinacional. La huella hídrica también puede decirnos cuánta agua está consumiendo un país en particular, o globalmente, en una cuenca hidrográfica específica o de un acuífero.

El agua virtual es el volumen de agua que se utiliza para producir productos de consumo. El volumen total de agua se refiere a toda el agua utilizada en la generación de un producto. Por ejemplo, el volumen total de agua utilizada en un producto alimenticio incluiría el agua utilizada en el proceso agrícola, pero también el agua que se emplea para el envasado, el envío, etc. El agua virtual es esencialmente toda el agua "oculta" detrás de un producto. Cada producto que consumimos contiene agua virtual.

Dentro del sistema de medición de la Huella Hídrica, existen 3 categorías diferentes. La huella hídrica verde se refiere al agua de las precipitaciones que se almacena en la zona de las raíces del suelo y se evapora, transpira o incorpora las plantas. Es fundamentalmente relevante para cultivos agrícolas. La huella hídrica gris mide la cantidad de agua dulce necesaria para asimilar los contaminantes y cumplir con los estándares específicos de calidad del agua. En este caso, la huella hídrica azul se refiere al agua obtenida a través de recursos subterráneos o superficiales y que se incorpora a un producto o se extrae de un cuerpo de agua y se devuelve a otro, o se devuelve en un momento diferente.

Según la Water Footprint Network, los países con mayor huella hídrica del mundo son Mongolia, Níger, Bolivia, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos, todos ellos cerca de los 10000 litros de agua por habitante al día. España aparece en este top 10 en octava posición, siendo también segundo a nivel Europeo. Sin embargo, debemos tener en cuenta que este ranking mide tanto la huella hídrica interna (uso interno de agua para producir bienes y servicios) y externa (agua de bienes y servicios exportados). En el caso de España, el consumo no es elevado, ya que se sitúa en 136 litros al día, frente a los 200 de Noruega, top en consumo de agua diario en Europa.

La producción de un kilogramo de carne vacuna requiere aproximadamente 15 mil litros de agua (93% verde, 4% azul, 3% huella hídrica gris). Existe una gran variación en torno a este promedio global. La huella precisa de un trozo de carne de res depende de factores como el tipo de sistema de producción y la composición y origen del pienso de la vaca. Sin embargo, esto nos permite imaginar la magnitud del consumo de agua necesaria para productos que utilizamos en el día a día. Por ejemplo, para un litro de leche se necesitan 1000 de agua, 106 litros para una caña de cerveza…

Desde nuestros hogares podemos contribuir enormemente a la reducción de la huella hídrica, no solo modificando nuestras costumbres, sino también nuestra alimentación. Por ejemplo, consumir más vegetales que carne es una manera idónea de reducir nuestra huella hídrica, puesto que se necesitan mucho menos litros de agua para producir vegetales, que para producir carne. Por otro lado, si controlamos nuestro uso de agua (duchándonos en lugar de bañarnos, poniendo imitadores de caudal,…) podremos reducir enormemente la cantidad de agua que consumismos diariamente. Estos pequeños gestos pueden tener un gran impacto en el futuro de este recurso.

Según los expertos, se prevé que en 2025 aproximadamente un tercio de la población mundial (es decir, más de 3000 millones de personas) vivirán en zonas de escasez de agua. Por este motivo, el control y cuidado del agua, con la consecuente reducción de la huella hídrica derivada nuestra actividad, resulta fundamental para poder asegurar el suministro de este bien tan preciado en el futuro. Además, la huella hídrica es única en el sentido de que no se puede compensar. Por ejemplo, las emisiones de CO2 se pueden compensar reduciéndolas en otra parte del mundo. Sin embargo, con el agua no ocurre eso: no se puede reducir el impacto local del uso del agua en un lugar ahorrando agua en otro lugar. Por ello, para acortar esta problemática, se necesita de un compromiso común.