¿Cuánto sabes sobre los cetáceos?

La ballena azul no es solo el cetáceo más grande del mundo, sino el animal más grande que ha conocido la Tierra. Con sus 30 metros de largo y sus 150 toneladas, se cree que la ballena azul es más grande que los dinosaurios que habitaron en el pasado. En este listado también encontramos al segundo cetáceo más grande del mundo: la ballena aleta, que con sus casi 30 metros de largo y 72 toneladas, es conocida como “el galgo de mar”, por la delgadez que muestra su cuerpo. El cachalote, que es la mayor de las ballenas dentadas ocuparía el cuarto lugar y la Ballena Narval el décimo.

Existen diferentes teorías en cuanto a por qué las ballenas cantan. Desde considerarse como un rito de apareamiento hasta un sistema de navegación de los fondos marinos. En los complejos hábitats submarinos donde viven las ballenas, averiguar dónde están otras especies con solo escuchar puede resultar todo un desafío. Estudios afirman que las ballenas son capaces de mejorar su capacidad para identificar a otras ballenas aprendiendo sus canciones. Al comparar los sonidos entrantes que probablemente se degradaron al viajar a través del océano con recuerdos de esos sonidos, las ballenas pueden usar cualquier distorsión que escuchen para juzgar la distancia que ha viajado el sonido. Las ballenas jorobadas, de hecho, pueden generar canciones complejas.

De nuevo, el ser humano está en el origen de la mayor parte de las amenazas que acechan a las especies de ballenas en el mundo. La caza de ballenas es desde hace siglos uno de los motivos que más empujado el declive de las poblaciones de cetáceos. Sin embargo, otros factores como el tráfico marítimo (ruidos de las embarcaciones que afectan a los cetáceos), colisiones contra barcos o que las especies se enreden con equipamiento (como redes) también influyen enormemente en este declive. Finalmente, la contaminación y el cambio climático están alterando drásticamente sus ecosistemas, poniendo en peligro sus vidas.

La ballena franca glacial es una de las especies de ballenas grandes más amenazadas del mundo, con menos de 400 individuos restantes. Esta especie era uno de los principales objetivos de los balleneros en los siglos XVIII y XIX. ¿El motivo? Eran las más fáciles de cazar y, además, tenían un alto contenido de grasa que podía utilizarse posteriormente. La ballena de los vascos ha sufrido algunas de las mayores disminuciones de población, convirtiéndola en la especie de ballena más amenazada del planeta y provocando que la UICN la incluya como especie en peligro crítico. Las ballenas francas son ballenas barbadas, que se alimentan de pequeños crustáceos filtrando enormes volúmenes de agua del océano a través de sus placas barbadas.

Las ballenas son mamíferos que respiran aire a través de sus pulmones. Los espiráculos son, en esencia, las fosas nasales de una ballena y se encuentran en la parte superior o posterior de la cabeza de la ballena. Los orificios nasales están cubiertos por aletas musculares que impiden que el agua entre en ellos cuando la ballena está bajo el agua. En estado relajado, la solapa cubre el orificio nasal. Un espiráculo conduce a la tráquea de la ballena y luego a sus pulmones. A diferencia de los seres humanos, las ballenas no pueden respirar por la boca; solo respiran por sus orificios nasales.

Los cachalotes realizan algunas de las inmersiones más largas logradas por los mamíferos, algunas con una duración de hasta 90 minutos. Sin embargo, la mayoría de los delfines y otras ballenas pueden permanecer bajo el agua alrededor de 20 minutos. Eso son 17 minutos más que lo que pueden aguantar de media los humanos. Aunque, la historia ha dado algunos casos curiosos como el del español Aleix Segura i Vendrell, que en 2016 consiguió el récord Guinness por aguantar más de 24 minutos sin respirar bajo el agua.

Resulta que se puede aprender mucho de la cera de los oídos de las ballenas. A medida que las ballenas atraviesan sus ciclos anuales de alimentación de verano y migraciones de invierno, la cera de sus oídos cambia de clara a oscura. Estos cambios se manifiestan como bandas alternas, que se pueden ver si se corta los tapones. Al igual que con los anillos de los árboles, se puede contar las bandas para estimar la edad de una ballena. Además, se puede también analiza las sustancias que atravesaban el cuerpo de la ballena cuando se formó cada banda. Dicho de otra manera, la cera de una ballena es una biografía química de su historia y vida.