¿Cuánto sabes sobre agricultura sostenible?

En la agricultura, la sostenibilidad es una idea compleja con muchas facetas, incluida la económica (una granja sostenible debe ser un negocio rentable que contribuya a una economía robusta), la social (debe tratar de manera justa a sus trabajadores y tener una relación de beneficio mutuo con el comunidad circundante) y ambiental. La sostenibilidad ambiental en la agricultura significa una buena administración de los sistemas y recursos naturales de los que dependen las granjas. Entre otras cosas, esto implica: Construyendo y manteniendo un suelo sano Gestionar el agua de forma inteligente Minimizar la contaminación del aire, el agua y el clima.

No solo eso. También se ha perdido un 75% de la biodiversidad genética de los cultivos y, en el caso de la ganadería, un 22% de las razas se encuentra en peligro. El cultivo intensivo, las cosechas múltiples y el uso abundante de agroquímicos han aumentado los rendimientos a expensas de la sostenibilidad a largo plazo. En los últimos 20 años, la producción agrícola se ha triplicado y la cantidad de tierras de regadío se ha duplicado. Sin embargo, con el tiempo, esto disminuye la fertilidad y puede conducir al abandono de la tierra y, en última instancia, a la desertificación. Por otro lado, en la última década 13 millones de hectáreas de bosques se transformaron para otros usos y la mitad de las poblaciones de peces se encuentran sobreexplotadas.

Existen varios desafíos globales que afectan al futuro de la producción agrícola en el mundo. Entre ellos destacan, evidentemente, la creciente escasez y el degradación de los recursos naturales disponibles para los seres humanos. Por otro lado, la competencia por los recursos naturales se intensificará cada vez más. Se trata de una consecuencia directa de la expansión urbana, la competencia entre diversos sectores de la agricultura y la expansión de la actividad agrícola a costa de los bosques, entre otros. Por otro lado, la creciente circulación de personas y mercancías, así como los cambios en la producción, están dando lugar a nuevas amenazas, como especies invasoras o enfermedades que antes no existían.

También conocida como agroforesteria, se puede definir como un sistema de gestión de recursos naturales dinámico, basado en la ecología. Mediante la integración de árboles en las fincas y en el paisaje agrícola, este método diversifica y sostiene la producción para obtener mayores beneficios sociales, económicos y ambientales para los usuarios de la tierra en todos los niveles. En particular, la agrosilvicultura es crucial para pequeñas comunidades agrícolas y otras poblaciones rurales porque puede mejorar su suministro de alimentos, la capacidad para generar ingresos y la salud de los pueblos que se benefician de ellos. Estos sistemas agroforestales se basan en la implementación de elementos multifuncionales que pueden proporcionar una amplia variedad de beneficios económicos, socioculturales y ambientales.

La agricultura industrial depende en gran medida de pesticidas y fertilizantes químicos, así como otros potenciadores artificiales y nocivos. Por este motivo, muchos agricultores están apostando por pesticidas naturales para mantener un control efectivo sobre las plagas. Por ejemplo, muchas aves y otros animales son depredadores naturales de estas plagas agrícolas. Por otro lado, el suelo es un componente central de los ecosistemas agrícolas. El suelo sano está lleno de vida, que a menudo puede morir por el uso excesivo de pesticidas. Es posible mantener y mejorar la calidad del suelo de muchas formas. Algunos ejemplos incluyen dejar residuos de cultivos en el campo después de una cosecha y el uso de material vegetal compostado o estiércol animal.

Los últimos resultados del Índice de Sostenibilidad Alimentaria midió la capacidad que tienen los países para hacer un uso adecuado de los recursos alimenticios. Este índice mide la actividad de las naciones en función de tres criterios: desperdicio de alimentos, prácticas agrícolas y medidas nutricionales. De estos 67 países, Francia se convirtió en el país con las medidas más efectivas, puesto que está trabajando a fondo para terminar con el desperdicio de alimentos, promover estilos de vida saludables y adoptar técnicas de agricultura ecológica. Holanda, Canadá, Finlandia y Japón completan los cinco primeros países de este top. España ocupa el puesto número 19, apuntando alto en la lucha contra el desperdicio de alimentos.

Según varios estudios, se pronostica un crecimiento del 22% para los cultivos, un crecimiento del 16% para los productos pecuarios y del 12% para la producción de pescado durante la próxima década, mientras que la producción de cereales se desacelerará. En ese sentido, la agricultura sostenible se convertirá en una como una herramienta indispensable para alcanzar este objetivo sin acabar con los ecosistemas locales. El uso sostenible de las tierras, aplicando algunas de las técnicas aquí mencionadas, podría permitir ofrecer este crecimiento y minimizar el impacto medioambiental derivadas de esta actividad.