¿Cuánto sabes sobre valores en el aula?

La mediación es en la actualidad uno de los recursos fundamentales para el correcto funcionamiento de las aulas. Esta técnica persigue la prevención y resolución pacífica de los conflictos que puedan aparecer en las aulas, ofreciendo a las partes implicadas la posibilidad de sentarse voluntariamente a dialogar con la ayuda de una tercera parte neutra. La mediación ayuda a conseguir un clima escolar más pacífico y productivo, donde se reduce el número de sanciones y desciende el fracaso escolar y donde se previenen conflictos de bullying o ciberbullying.

Durante el desarrollo escolar, estudiantes con diferentes personalidades y de diferentes entornos sociales interactúan dentro de microsociedades, donde establecen vínculos que contribuyen a un enriquecimiento mutuo y una apertura de mente. En ese sentido, las aulas se consagran como un entorno idóneo para la creación de relaciones entre iguales basadas en el respeto, la tolerancia y la empatía. En ellas, el diálogo y el entendimiento son dos pilares fundamentales para asegurar el correcto desarrollo de estas relaciones sociales.

El bullying es el acoso escolar que sufren estudiantes por parte de otros compañeros y compañeras y que va acompañado con frecuencia de maltrato físico, verbal o psicológico. Aunque ha existido siempre, en la actualidad se ha desarrollado una mayor sensibilidad ante el tema, puesto que ahora es un problema con gran visibilidad y sobre el que se divulga mucha información con el fin de prevenirlo. Cabe destacar también que en la actualidad como consecuencia del boom de las redes sociales, se han desarrollado nuevas formas de acoso a través de canales digitales. En estos casos, las ofensas trascienden a las aulas y pueden ser más difíciles de controlar y vigilar.

Existen una gran variedad de factores que pueden contribuir a la gran diversidad dentro de un aula. Las diferencias por razones sociales, culturales, religiosas, geográficas, de género, alumnos con necesidades educativas especiales, con altas capacidades, retos cognitivos… nos lleva a replantearnos cambios importantes en la educación actual. En ese sentido, se está trabajando por fortalecer la creación de entornos educativos basados en la comprensión, respeto, solidaridad y entendimiento.

Los profesores y la dirección de las escuelas e institutos desempeñan un papel fundamental a la hora de identificar y aplacar el acoso escolar, puesto que buena parte del mismo se produce en los institutos y escuelas. Sin embargo, los expertos coinciden en que es la familia donde se puede aplacar este problema de raíz. Los niños y niñas que crecen en un ambiente en el que se ejerce activamente la violencia, o bien se justifica o no se cuestiona es muy probable que acaben realizando actos de acoso contra sus compañeros. En ese sentido, crecer en un entorno donde se explica concretamente qué es la violencia y el efecto devastador que puede tener, es una medida de asegurar que esos comportamientos no se replicarán en la escuela.

Un centro educativo, además de ser un espacio de aprendizaje, es un lugar de convivencia, y por ello, un espacio en el que hay conflictos que debemos abordar. Es inevitable que se produzcan situaciones en que dos o varias personas acaben enfrentadas por motivos de diversa índole.Se trata de un devenir natural, fruto de las relaciones que se establecen entre alumnos y profesores. Aprender a resolver conflictos en el permite conocer y practicar los procesos para el logro del respeto mutuo y lograr un entorno que se erige sobre principios de solidaridad y tolerancia, que permitan convivir en armonía y evitar la violencia.

Aparte de fomentar el respeto, la igualdad, el diálogo y el entendimiento, existen una amplia variedad de estrategias que se pueden poner en práctica dentro de las aulas para favorecer una convivencia positiva y enriquecedora. Establecer reglas de comunicación (como pedir permiso al hablar), hábitos que contribuyan al orden (dejar la clase como la encontramos al principio) o enseñar cómo aprender de los errores son solo algunos de los ejemplos de estas prácticas. Igualmente, hacer ejercicios y experiencias en que estudiantes se puedan poner en la piel de otras personas puede contribuir enormemente al desarrollo de su empatía.