Las tres “huellas” miden elementos diferentes. Presentan, con leves diferencias, indicadores que conducen a tomar decisiones y soluciones muy parecidas. Soluciones para lograr un mundo más sostenible. Al fin y al cabo, ciertos usos que producen contaminación están relacionados tanto con el consumo del agua y la cantidad de ella que se requiere, la emisión de CO2 o con el impacto ecológico. Se pueden, por tanto, tener en cuenta tanto a modo individual con el objetivo de ser una persona más «eco». O pensar en ellas dentro de una mirada conjunta que apunte hacia una mejora de las condiciones globales. Por otro lado, sus indicadores son tanto generales como particulares. Se pueden adaptar a un país o a un estado, a una localidad o a una región particular, a una organización o empresa, o a todos los individuos en su actividad diaria.
El investigador John Anthony Allan, del King’s College de Londres, acuñó en 1993 el concepto «Agua Virtual». Este término define el volumen de agua necesaria para la elaboración de un producto o para facilitar un servicio particular. En 2002, fue cuando, a partir de la idea anterior, nació el concepto de “Huella Hídrica”. Este segundo término lo acuñaron unos investigadores de la Universidad de Twente (Países Bajos) Arjen Hoekstra y Mesfin Mekonnen. De esta manera, sentaba las bases para una investigación que ha dado pie a iniciativas como la de la Water Footprint Network (WFN). O la de la ISO 14046. Iniciativas que trabajan para comunicar la relevancia de la Huella Hídrica. Lo hacen para conseguir información e indicadores sobre el consumo real del agua y el uso que hacemos de ella con el fin de medir el impacto humano en los recursos hídricos del planeta.
La Huella Hídrica de un producto se define como a partir del volumen de agua consumido tanto de forma directa como de forma indirecta para su producción. Por tanto, se tiene en cuenta tanto las fuentes acuáticas subterráneas como superficiales. También se cuenta toda el agua que se ha empleado para la producción y distribución de dicho producto. Para ser una persona «eco» debes pensar que el agua que gastamos no es solamente la que ocupamos para ducharnos o preparar los alimentos o beber. También debes pensar en que todo aquello que consumimos requiere de agua para su producción.
La Huella de Carbono es un indicador a través del cual se mide la producción de gases de efecto invernadero (GEI), ocasionado por las diferentes actividades llevadas a cabo por la actividad humana a través de la producción de energía, quema de combustibles, o la generación de metano. De aquí se deriva que el impacto sobre el medio ambiente se mide en toneladas de dióxido de carbono.
Esta medición o indicador de la huella de carbono tiene como objetivo el llegar tanto a individuos particulares como a empresas o gobiernos. Debemos concienciar de la necesidad de políticas de uso que potencien la reducción de los niveles de contaminación. No solo en el proceso de producción, también en el de consumo. De hecho, existe un certificado de la huella de carbono que reconoce a las empresas, organizaciones o fundaciones su trabajo en la reducción. Podríamos llamarlas las «empresas eco».
A este respecto, hay que destacar que Fundación Aquae ha obtenido el triple Sello ‘Calculo+Compenso+Reduzco’, convirtiéndose en la primera fundación de ámbito privado en contar con dicho sello. Este sello lo otorga la Oficina Española del Cambio Climático (OECC) del Ministerio para la transición ecológica que distingue a aquellas organizaciones que calculan la emisión de dióxido de carbono (co2) y cuentan con un plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), calculándolas y compensándolas.
El término Huella Ecológica o «Huella Eco» fue definida en 1996 por Mathis Wackernagel y William Rees en su libro Nuestra Huella Ecológica: reduciendo el impacto humano sobre la Tierra. Allí la resumían como “una medida de la carga impuesta por una población en particular a la naturaleza”. La Huella Ecológica es un indicador o herramienta que sirve para medir, estimar y evaluar el impacto que sobre el medio ambiente producen las actividades que realizamos teniendo en cuenta los contextos específicos y las condiciones particulares. Considera el consumo de los recursos naturales, de energía, la creación de deshechos y las emisiones contaminantes, tanto de manera directa como indirecta. De este modo, el objetivo es mostrar las necesidades humanas y compararlas con lo que el planeta es capaz de proveer. Pero siempre teniendo en cuenta su capacidad para luego poder regenerarlo.
Porque la naturaleza, en toda su extensión, proporciona al ser humano los recursos necesarios para poder vivir. Sin embargo, en la actualidad sobrepasamos ampliamente los límites de los recursos y su capacidad para renovarse. Este efecto es conocido como el nombre de resiliencia. Por eso la Huella Eco ayuda a medir esos límites de la Tierra y de sus recursos. Puede saber cuánta naturaleza tenemos y la cantidad que usamos para poder tomar medidas al respecto.