El misterio de las polinias de la Antártida

En los años 2016 y 2017, científicos fotografiaron en mitad del Mar de Weddel, al oeste de la Antártida, dos enormes polinias, espacios de agua abiertos rodados de hielo marino. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Washington ha investigado su formación.

El agujero encontrado en 2016 tenía alrededor de 33.000 kilómetros cuadrados; el de 2017, crecía hasta cerca de los 50.000 kilómetros cuadros. La primera vez que se vieron fue hace más de cuarenta años, unos agujeros que reciben el nombre de polinias -de la palabra rusa polynya, que significa “agujero en el hielo”- y de los que hasta ahora no se tenía una idea cercana sobre naturaleza. El estudio publicado en la revista Nature, apunta a que el origen de estos fenómenos se encuentra en la acumulación de una serie de anomalías oceánicas.

Normalmente las polinias se forman en zonas cercanas a la costa, debido al empuje del viento, aunque también pueden surgir tierra adentro. Cuando esto ocurre, se convierten en todo un oasis para pingüinos, ballenas y focas, ya que encuentran una zona en la que pueden emerger y respirar.

 

Una aparición cuarenta años después

Cuando a mediados de los años setenta del pasado siglo se lanzaron los primeros satélites, también aparecieron las primeras imágenes de polinias, en concreto, en los años 1974, 1975 y 1976, también en el Mar de Waddell. Tenían un tamaño cercano a Nueva Zelanda y mostraban una gran capacidad para permanecer a pesar de las bajas temperaturas. Sin embargo, el fenómeno no se volvió a registrar hasta los años 2016 y 2017. «Pensábamos que este gran agujero era algo raro, quizás un proceso que había desaparecido. Pero los sucesos de 2016 y 2017 nos mostraron que no era así», ha comunicado Ethan Campbell, director de la investigación. Que el fenómeno estuviese ocurriendo de nuevo tras cuatro décadas sin registrarse, llevó a los investigadores a preguntarse los motivos, así como a plantearse si el cambio climático podría estar alterando este fenómeno.

Tras la investigación, Campbell y su equipo concluyeron que «las observaciones nos han mostrado que las recientes polinias se abrieron a causa de una combinación de factores: unos son las inusuales condiciones del océano y los otros una serie de intensas tormentas que se arremolinaron en torno al Mar de Weddell con casi la fuerza de un huracán».

Varios factores

Para la investigación, el equipo recurrió al proyecto SOCCOM (Southern Ocean Carbon and Climate Observations and Modeling), el cual trabaja en el Oceáno Antártico para registrar lo que sucede en una zona cuyo comportamiento resulta complicado de comprender. Se trata de un océano básico para el clima del planeta debido a sus corrientes y al ciclo del carbono, pero también presenta las tormentas más fuertes. El equipo de científicos usó satélites, instrumentos meteorológicos e, incluso, sensores que acoplaron a animales de la zona para poder averiguar cuál es la causa de la formación de una polinia. Y, según Stephen Riser, coautor del estudio, «es causada por varios factores que se tienen que dar a la vez para ocurrir. Algunas de estas cosas pueden ocurrir en cualquier año, pero a menos que se den todas, no aparecerá una polinia».

Por un lado, se encuentran los vientos, que deben acercarse hasta la costa, favoreciendo la mezcla del agua en el Mar de Weddell. En sus profundidades se encuentra la “Elevación de Maud”, una montaña submarina que forma torbellinos que atrapan el agua más densa. Si el agua de la superficie es muy salda, los fuertes vientos revierten la corriente y el agua se mueve, imposibilitando que forme hielo. Así, el agua salada y caliente se queda en la superficie y el viento la enfría y la hunde, siendo reemplazada por agua algo más caliente que se encuentra debajo.

Las polinias y el cambio climático

Esta investigación, además de aproximarse a las causas de la formación de las polinias, tiene importancia dado que, es posible, tenga influencia en el clima. Según Riser, «se cree que esta agua se forma en la plataforma antártica, pero estas polinias podrían haber sido más comunes en el pasado. Necesitamos mejorar nuestros modelos para estudiar estos procesos, que podrían tener grandes implicaciones sobre el clima».

Los modelos predicen que el cambio climático puede aumentar la fusión del hielo, reduciendo la formación de polinias dado que el agua de fusión reducirá la salinidad del agua. Pero, a su vez, también puede producirse que los vientos que rodean la Antártida se fortalezcan, aumentando de ese modo la formación de polinias.

Lo anterior tiene implicaciones importantes, dado que las polinias afectan al ciclo del carbono. Según Campbell: «la profunda reserva de carbono que ha estado bloqueada durante cientos de años en el interior de los océanos puede ser liberada en la superficie a través de esta mezcla violenta. Sería una gran liberación de gas que podría trastocar el clima en caso de producirse durante varios años seguidos».

Actualizado: 20/02/2022