Microrrelatos

Tijeretazo

Se quedó petrificado con el auricular del teléfono pegado a la oreja. Salió de su estado catatónico repitiendo sin cesar la frase “sin ciencia no hay futuro”.

Cuando se calmó, comenzó a elucubrar sobre las razones que tendrían aquellas personas, que no veían más allá de sus acomodadas narices, para suspender su investigación. Un proyecto que traería el bienestar a muchas personas y pondría a su país a la vanguardia mundial en la tecnología.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, erizándole el vello: ¿Y si estos recortes no fuesen el fruto de una aberrante ignorancia?