Microrrelatos

Soñar no cuesta

Había dedicado toda su vida a estudiar la hipótesis de Riemann. “Estoy seguro de que he desarrollado la demostración correcta de la conjetura” -se dijo.  Por fin cumpliría su sueño de ser un matemático famoso. Tomó  sus apuntes y su ordenador y se fue al trabajo.  A la hora de la presentación creyó ser la persona más feliz y afortunada del mundo. Ya es hora- dijo el asistente. El auditorio estaba lleno, el acontecimiento sería televisado en directo a todo el país. El quedó tembloroso y mudo frente a todos. Olvidó su miedo a las cámaras.