Microrrelatos

Rumbo a París

-Pero yo no quiero torturarte buen amigo.
-¡Pues lo haces! Y sabes bien que tus palabras no van a convencerme. ¿Pretendes
que me calle como hacéis todos, que viva con la cabeza gacha y me consuele en
el rezo?¡Sagredo!¿Qué es este miedo infame que ha invadido lo que ayer nos
reconfortaba? No escucharé a aquellos que utilizan la física del divino
Aristóteles para justificar sus dogmas.
-Pero entonces, Saviati… ¿Qué piensas hacer?
-Me voy Sagredo, pero no estoy huyendo; me llevo los libros.