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Julio Verne y el agua subterránea

17 de Febrero de 2017
Julio Verne construyó historias que se adelantaron al relato de su tiempo. Albert Lladó comparte con nosotros en este reportaje cómo ya en Viaje al centro de la Tierra (1864) aparecen las aguas subterráneas que, a día de hoy, sabemos que ocupan las grietas del sustrato rocoso.

Es conocida la asombrosa capacidad de Julio Verne (Nantes, 1828-Amiens, 1905) para construir historias que se adelantaron al relato de su tiempo. La ficción le sirvió al escritor francés para poner por escrito algunas intuiciones que, pese a que los avances técnicos y científicos de la época no podían demostrar en ese momento, acabarían siendo teorías confirmadas por los investigadores más prestigiosos. Es lo que se conoce como serendipias, hallazgos y coincidencias que nacen de la invención para convertirse en una descripción plausible de cómo es este extraño y sorprendente mundo que habitamos. Del submarino a las videoconferencias. Del helicóptero al mismísimo Internet.

Es el caso de Viaje al centro de la Tierra, la novela que publicó en 1864, y que narra el viaje de un profesor de mineralogía (Otto Lidenbrock) junto su sobrino (Axel) y un guía (Hans) al interior del globo. Aquí la serendipia no nos avanza un invento tecnológico que está por venir, sino las aguas subterráneas que, en la actualidad, sabemos que ocupan, sobre todo, las grietas del sustrato rocoso.

Lee aquí el reportaje: Julio Verne y el agua subterránea

Foto: Julio Verne
Autor: Pixabay

ACERCA DEL AUTOR

Albert Lladó
Albert Lladó (Barcelona, 1980) es editor de Revista de Letras y escribe en La Vanguardia. Licenciado en Filosofía, posgrado en Periodismo de Proximidad y máster en Estudios Comparados de Literatura, Arte y Pensamiento. Ha publicado en Granta, Revista Ñ, Benzina, Quimera, Qué Leer o El Ciervo. Es director académico de la Escuela de Periodismo Cultural y docente del posgrado internacional Escrituras, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.