Microrrelatos

Por el arte.

Emulando a Miguel Ángel, hacía de cada lienzo una réplica de una realidad más vívida de lo imaginable. Pero, cuando se le pidió a José que replicará un jardín junto al altar mayor de la Catedral barroca de la capital, todos imaginaron ver el Edén en su máxima expresión. Pero fue algo más. Ósmosis en una paradoja inimaginable; el artista había dejado en cada pincelada su corazón y para cuando terminó su obra, yacía inmóvil  a pie de aquel  vergel de violetas cuyos pétalos  púrpura goteaban savia del carmesí más intensó que ojos humanos hayan visto.