Microrrelatos

Sísifo

Tras su muerte decidimos clonar a Lucas. Fue difícil escuchar de nuevo sus primeras risas, y apenas pude sostener el llanto el día en el que se puso en pie, con aquel gesto idéntico de triunfo en los labios. Después llegaron las palabras, el colegio, el equipo de baloncesto, su novia y, finalmente, la misma noche de otoño, un coche similar, un semáforo en rojo.

 

Lo enterramos bajo la lluvia, junto a su hermano, guardamos unas semanas de luto y empezamos, otra vez, de cero.