Microrrelatos

Inundada de fuerza.

Cuando la angustia me inundó, fui al monte a meditar,
mis problemas eran tan grandes y fuertes como la roca que se postraba ante mi
dentro de aquella cueva fría y con goteras.
Sacudí con fuerza, pero mis problemas, como la roca;
sin un rasguño…me rendí,
y al tiempo volví a la cueva a recordarme lo pesados que eran mis tormentos,
pero…¡sorpresa!, gota a gota, el agua había partido la roca en dos.
Y yo, que soy 65% gotas, todavía me cuestiono mi fuerza.