Microrrelatos

Buzos

Amaba
tanto el buceo que dejó su trabajo de abogado por pasar media vida debajo del
agua. Era la tercera vez que se sumergía como guía en la gruta de las Siete
Ventanas. El agua estaba helada como siempre. Pero aquella mirada lo hizo sudar
por primera vez en el neopreno. Observó sus ojos azules como la profundidad del
océano iluminados por algunos rayos de sol que llegaban hasta allí. Salieron a
la superficie, se vieron el rostro completo por primera vez y se quedaron
juntos para siempre.