Microrrelatos

Vidas relativas

Viajamos en un tren que nunca para y donde siempre es de noche. Hemos decidido separarnos para averiguar qué está ocurriendo. Mientras Albert se queda en el vagón por si aparece alguien, Stephen y yo recorreremos el tren en el sentido de la marcha con intención de alcanzar la locomotora.
Tras cuatro días de atravesar vagones vacíos no nos hemos cruzado con persona alguna, tampoco hemos alcanzado la locomotora. Al abrir la última puerta nos hemos reencontrado con un anciano que dice ser Albert, quien dice que no ha pasado nadie por allí en todo este tiempo.