Microrrelatos

El científico lo logró

Primero robó los tejidos de un ejemplar de hace 100 años, conservados en etanol en el Museo Victoria de Melborune, después extrajo su ADN y, finalmente, tras largas investigaciones, consiguió fertilizar el útero de una loba. Lo había hecho él solo, en la clandestinidad, al margen de consideraciones éticas o jurídicas. Después de casi 30 años de extinción, había visto «renacer» al primer ejemplar de Tigre de Tasmania. Lo había criado con mayor esmero por mucho tiempo más que a su propio hijo. Por eso, cuando la asociación de cazadores le concedió el primer premio, no pudo contener la emoción.