Microrrelatos

Manantial

Para aquellos viajeros cada gota era nota de lira; su transparente color, la esperanza de vida  y su sabor; ese era la gloria. Habían caminado los tres últimos días bajo el inclemente sol del desierto en búsqueda del camino perdido que los llevase a un nuevo mundo. El atrevimiento de cruzar la frontera por la vía ilegal les estaba pasando cuenta   y, cuando ya eran recuerdo, llegaron al peñasco y la pequeña cascada que flotaba de un manantial les abrió los brazos. Ahí, bebieron hasta saciarse acompañados de los efectos del espejismo, hasta quedar completamente  saciados  por la arena.