Microrrelatos

Aquella noche no pude

Aquella noche no pude conciliar el sueño, la fórmula que Domiro me susurró segundos antes de que se lo llevaran invadía mi mente y se repetía una y otra vez en mi interior. Las horas se hacían eternas esperando la vuelta de mi compañero, pero cuando el portón se abrió, instantáneamente pude darme cuenta que Domiro no era el mismo. Le miré aquellos ojos verdes que ahora se encontraban grisáceos y moribundos, días atrás habían iluminado hasta el más hondo de los pozos; no cabía la menor duda, lavativa de cerebro, el Dr. Montoro lo había vuelto a hacer.