Microrrelatos
Presagio
Cuando
ya mi piel marchita, se acartone en mil hendijas,
Y no traiga a grito seco el rocío matutino,
Cuando
el firmamento entero, sea gris melancolía
Y mi linfa
se haya vuelto vil aceite negra,
volveré
sin preguntarles, a un pasado añorado
de porráceos
bosques densos y capullos carmesí,
de cien
límpidos torrentes por laderas empinadas,
de armónicos gorjeos y galopes vigorosos,
de un
sereno otoño ocre y un feroz invierno azul,
de la
ternura impecable de crepúsculos morados.