Microrrelatos

Magnetismo animal

Tú eras
imán, yo metal. Fue cruzarnos y quedar pegados. Tuvimos que compartir unas
cervezas para conocernos mejor.

Las leyes de
la física justificaban el siguiente paso. E irnos a vivir juntos, consecuencia
del movimiento rectilíneo acelerado.

Que otra
pieza de hierro puro se te cruzara, ha colapsado mi entropía. He tenido que
fundirla para que perdiera ferromagnetismo. Supongo que podrás entenderlo.
Venga… No pongas esos ojitos de neodimio, sabes que me vuelven loca.