Microrrelatos

Kalashnikov

Como otras tantas veces, hubo alguien que creó el mayor invento, aquel que llevaría al mundo al progreso y serviría al hombre de sustento. Pero llegó el día en el que corrió la sangre, la noche en la que reinó el miedo, y entonces Mijaíl comprendió que la ciencia era arma, el doble filo de una espada, que era avance y retroceso, buena y mala, y que no sólo bastaba con ser forjada, también debía ser conscientemente empuñada.