Historias del cambio

Los profesores, apoyo clave para superar los obstáculos

El profesor es una figura que ayuda y apoyo para a sus alumnos ante cualquier adversidad. Nos adentramos en la historia de Silvia Rodríguez, a quien le concedimos una de las becas del Programa «Oportunidad al Talento» de la mano de Fundación ONCE, nos cuenta qué supuso esta beca para su carrera educativa, su historia tras su operación de escoliosis, los retos que tuvo que afrontar y cómo el apoyo de sus docentes supusieron un impulso clave para superarlos.

Desde pequeña, un año antes de ir al instituto, empecé con problemas de espalda que condujeron a una operación para corregir una escoliosis sin freno que avanzaba a pasos agigantados en cada revisión y consulta médica. Llevé corsé durante 5 años, que se hicieron eternos, pero pese a ello la escoliosis no se detenía. Tras muchas consultas y opiniones decidí operarme. La recuperación fue lenta y creo que más difícil psicológica que físicamente. Ese año estaba en el último de instituto y con tanto trajín entre médicos, pruebas y consultas perdía clase constantemente.

A pesar de ello, los profesores estuvieron siempre pendientes de mi evolución antes y después de la operación. Me facilitaron mucho las cosas y pusieron a mi disposición todo lo que estaba en sus manos para que pudiera llevar el curso adelante. Por ello, les estoy y estaré tremendamente agradecida; de manera especial a mi tutora, por cómo se volcó conmigo y me animó en todo momento a superar todos los obstáculos.

El profesor y las becas de la Fundación Aquae 

Os cuento esto porque a menudo tenemos una imagen del profesor que no le hace justicia. Lo vemos como esa persona que nos evalúa, que nos pone una nota… pero aportan mucho más que eso tanto al alumnado como a la sociedad. Debemos aprender a valorarnos mejor, atrevernos a abrir los ojos y confiar en ellos como un apoyo más para impulsarnos hacia nuestros sueños.

Es clave que la figura del profesor que ayuda y apoya a sus alumnos, Silvia Rodríguez nos cuenta su historia tras su operación de escoliosis y cómo las becas de la Fundación Aquae fueron un apoyo escolar fundamental en su carrera

Adaptarme a la universidad tampoco fue sencillo. Si bien mi carrera de biología me apasiona, me encontré con complicaciones, eché en falta esa persona que me sirviese de guía en algunos momentos estuve a punto de tirar la toalla. El apoyo de mis padres, mi amor por la biología y mi perseverancia me ayudaron a seguir en el camino, y la obtención de una beca hizo que recuperase la ilusión. Gracias a ella volví con las pilas cargadas y buenos resultados, ahora estoy cerca de superar la carrera, ¡y ya estoy pensando en el tema de mi Trabajo Fin de Grado!

El coronavirus lo cambia todo

La llegada del coronavirus supuso un cambio en todos los ámbitos, y por supuesto también a nivel académico. Las dos primeras semanas tras el decreto de estado de alarma nadie sabía nada. Cada mañana al abrir el correo te encontrabas con 14 mensajes en el buzón de entrada con indicaciones que a la mañana siguiente habían sido modificadas. Los profesores estaban perdidos y nosotros, más todavía. Queríamos respuestas que no nos podían dar y nos pedían paciencia que no teníamos.

Tras esas dos primeras semanas se fue estabilizando todo, y aprendimos a adaptarnos: las clases online iban mejor y poco a poco fueron sustituyendo actividades presenciales por actividades que debíamos hacer en casa, aunque eso también supuso perder la parte práctica que implica una carrera de ciencias como esta.

Aunque aún tenemos algo de incertidumbre respecto a los exámenes finales y cómo se realizarán, y la carga de trabajo resultó elevada, la mayoría de los profesores han hecho un esfuerzo por entender la nueva situación y se han adaptado a algunas de nuestras peticiones, como ser más flexibles en las valoraciones de trabajos bibliográficos -ya que no tenemos acceso a bibliotecas- o alargar los tiempos de entrega, entre otros.

Para superar esta situación, el deporte ha sido otro de los apoyos fundamentales a los que me he agarrado, ya que supone una vía de escape a la realidad: dejar los apuntes y olvidarte de todo durante un entrenamiento o partido supone un importante soplo de aire fresco. Por eso, y a pesar del confinamiento, no he dejado de hacer deporte, aunque haya cambiado el balón por la esterilla, y en este caso también me están ayudando las redes sociales: estoy aprendiendo mucho sobre el deporte gracias a entrenadores personales expertos en determinadas disciplinas, que llevan muchos años estudiando y compartiendo su conocimiento.

La rutina estudio-deporte cambió bastante y las primeras semanas noté mucho el cambio, ya que es difícil lograr una concentración adecuada para estudiar y que el tiempo sea realmente productivo cuando estás en casa tanto tiempo y tienes que conjugar tus rutinas con las de tu familia.

Una mirada hacia el futuro

Creo que esta situación puede ayudarnos a valorar más la figura del docente, su trabajo dentro y fuera del aula, así como lo importante que es adaptarse a los cambios inesperados, en este caso pasar de clases presenciales a online, y ser capaces de hacernos amigos de la tecnología para facilitarnos dicha adaptación.

En definitiva, a lo largo de mi vida como estudiante he aprendido que las diferentes etapas por las que tienes que pasar a nivel académico te pueden marcar más o menos, haciéndote ver la educación de distinto modo. Que ante las adversidades siempre hay una mano amiga, ya sea de un familiar, los compañeros o un profesor o profesora, y que debemos aprender a valorar más los esfuerzos que hacen por nosotros para que sigamos adelante luchando por nuestro futuro.