Sostenibilidad

La palabra ‘sostenibilidad’ se forma a partir de la voz latina sustinēre, que junto a los sufijos -bilis y -dad, expresa la posibilidad de algo sea sostenible, es decir, «que se pueda mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente, especialmente en ecología y economía», según la Real Academia Española (RAE). Para el Diccionario Inglés Oxford (OED), la sostenibilidad es «el uso de productos naturales y de energía de manera que no perjudique al medio ambiente». El origen del concepto está ligado al germanismo nachhaltigkeit, atribuido a Hans Carl von Carlowitz (1645-1714), jurista alemán que teorizó a principios del siglo XVIII sobre el aprovechamiento óptimo de los recursos forestales en su obra Sylvicultura Oeconomica publicada en 1713.

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La sostenibilidad se fundamenta en la preservación de la biodiversidad y de los distintos ecosistemas sin ¿sacrificar? ¿perjudicar? el desarrollo económico y social, preconizando la idea de que las poblaciones deben consumir los recursos naturales en cantidad proporcional a su renovación, sin déficits ni desequilibrios en el ciclo de producción. De este modo, los esfuerzos en materia de sostenibilidad buscan proteger la capacidad reproductiva intergeneracional de los ecosistemas.

En la práctica, las líneas de acción de la sostenibilidad se enfocan en el ahorro energético, la reducción de la contaminación, el cuidado de los recursos acuíferos, el reciclaje de envases y residuos, la eliminación de plásticos y cartones, el empleo sostenible del transporte o la protección de las especies animales y vegetales.

El concepto de sostenibilidad se considera un metaconcepto equiparable ya casi al de la Libertad o la Justicia. La definición de Desarrollo Sostenible aparece en el Informe Brundtland, liderado por la doctora noruega Gro Harlem Grundtland para la ONU en 1987. En este informe se define el desarrollo sostenible como «el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades». La visión de la sostenibilidad oscila entre dos perspectivas de distinta fortaleza: una más orientada hacia la economía, llamada ‘sostenibilidad débil’; y otra desde planteamientos más ecológicos, denominada ‘sostenibilidad fuerte’.

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Convencionalmente, la sostenibilidad se clasifica en tres áreas esenciales, a saber: (incluir referencia)

• Ambiental: este tipo de sostenibilidad persigue el mantenimiento de la capacidad y productividad de los recursos naturales a largo plazo, sin interrumpir el progreso económico de las poblaciones humanas, incentivando la responsabilidad social y corporativa en el conjunto de la sociedad.
• Económica: esta área pretende rentabilizar los esfuerzos de la sostenibilidad ambiental, aspirando a un punto medio entre la riqueza generada en beneficio directo del ser humano y la generada para la preservación del medio ambiente en beneficio de las sociedades futuras.
• Política: esta clase de sostenibilidad dirige sus acciones a una gobernabilidad segura, solidaria y respetuosa con el medio ambiente y las personas, y es un concepto que guarda relación con la democratización de la sociedad y del Estado.