Glosario 
 de la Sostenibilidad

Fotoperiodo

El fotoperiodo es el tiempo diario de exposición de los organismos a la luz del sol. En función de su fotoperiodicidad, las especies vegetales pueden clasificarse en tres grupos: de día largo, de día corto y de día neutro.

Etimológicamente, el término ‘fotoperiodo’ proviene de las voces en griego phos y periodos, que significan «luz» y «periodo», respectivamente. La Real Academia Española (RAE) lo define como la «cantidad de tiempo al día en que un animal o una planta está expuesto a la luz».

En sentido amplio, este concepto designa, en biología, los procesos según los cuales los seres vivos ajustan su actividad fotosintética, su crecimiento y otras funciones biológicas por medio de las horas de luz recibidas, el ciclo solar, la duración de los ciclos diurnos en las estaciones, etcétera.

La historia del fotoperiodismo se remonta a la década de 1920, cuando el botánico W. W. Garner (1875-1956) y el biólogo H.A. Allard (1880-1963), investigadores del United States Department of Agriculture (USDA), demostraron el vínculo entre la floración de numerosas plantas y las alteraciones en la duración del día. En la actualidad, este fenómeno se aplica a la globalidad de organismos animales y vegetales de la Tierra y a los efectos que los ciclos diurnos y nocturnos desencadenan en su comportamiento y modo de vida, sin olvidar su distribución geográfica, la cual está, a su vez, influida por la duración del fotoperiodo en las distintas latitudes. 

Hay plantas denominadas ‘de día largo’ que requieren fotoperiodos más largos para florecer, como las amapolas y las jaras; y plantas ‘de día corto’ que florecen sólo cuando los días se acortan como los crisantemos (Chrysanthemum) o el amorsecano (Bidens pilosa). En cuanto a los animales, el armiño (Mustela erminea) muda al blanco no tanto por la nieve o el frío, sino por el efecto del fotoperiodo, del acortamiento de la luz de los días, lo cual puede llevarle a lucir su librea blanca cuando aún no ha nevado.

La necesidad de energía lumínica es diferente en cada una de las 390.900 especies vegetales registradas —según un estudio del Royal Botanic Gardens de Kew, Inglaterra—. Existen tres clases de fotoperiodicidad, a saber:

De día largo. Las plantas así clasificadas requieren fotoperiodos de 15 a 16 horas al día para desarrollarse. En este grupo destacan especies como el rábano (Raphanus sativus), la achicoria (Cichorium intybus), la remolacha (Beta vulgaris) o la espinaca (Spinacia oleracea).

De día corto. Las especies vegetales de este grupo no necesitan fotoperiodos prolongados (de 8 a 15 horas al día) para alcanzar un desarrollo óptimo. En este grupo figuran plantas como la lechuga (Lactuca sativa), el arroz (Oryza sativa), el maíz (Zea mays) o la soja (Glycine max).

De día neutro. Estas plantas desarrollan sus procesos biológicos al margen del fotoperiodo, lo que supone una ventaja competitiva en muchos casos. A este grupo pertenecen, entre otros vegetales, la judía (Phaseolus vulgaris), el apio (Apium graveolens), la cebolla (Allium cepa), el pepino (Cucumis sativus), el tomate (Solanum lycopersicum) y la zanahoria (Daucus carota).