Glosario 
 de la Sostenibilidad

Eutrofización

La eutrofización se define como la degradación natural o artificial de un ecosistema, terrestre o acuático, por el aporte de sustancias orgánicas o inorgánicas que provocan un desequilibrio en el ecosistema debido al aumento excesivo de la biomasa. Como resultado, la crisis eutrófica supone un empobrecimiento de los niveles de oxígeno, de la vegetación responsable de la fotosíntesis y, en última instancia, de la biodiversidad.

Etimológicamente, el término ‘eutrofización’ proviene de las voces griegas eu y trophein, cuya traducción —«bien» y «nutrido», respectivamente— es aplicable a entornos con un alto contenido de nutrientes. De hecho, la Real Academia Española (RAE) describe el concepto como el «incremento de sustancias nutritivas en aguas dulces de lagos y embalses, que provoca un exceso de fitoplancton».

Más completa y pormenorizada es la definición realizada por la Convención para la Protección del Medio Ambiente Marino del Atlántico del Nordeste (OSPAR, por sus siglas en inglés), conforme a la cual la eutrofización sería «un enriquecimiento del agua por nutrientes que causan un aumento acelerado de las algas y formas superiores de vida vegetal y una perturbación indeseable del equilibrio de los organismos presentes en el agua y de la calidad del agua en cuestión».

La problemática que conlleva este proceso natural, ampliamente estudiado en las Ciencias Ecológicas, fue reconocida a mediados del siglo XX, atribuyéndose la acuñación del término al botánico estudioso de las algas Roger William Butcher (1897-1971). Sin embargo, las evidencias definitivas no se obtuvieron hasta la década de 1970, a raíz de una investigación desarrollada por el Área de Lagos Experimentales (ELA), recientemente fundada para el estudio del impacto de la lluvia ácida en las masas de agua dulce de Estados Unidos, Canadá y Europa.

En 1995 se produjo un punto de inflexión en el estudio del fenómeno eutrófico, cuando el oceanógrafo estadounidense Scott W. Nixon (1943-2012) lo expuso como «un aumento en el suministro de materia orgánica a un ecosistema» en lugar de referirlo como una simple consecuencia en su artículo Coastal marine eutrophication: A definition, social causes, and future concerns. En este sentido, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha señalado que «el estudio mundial más completo sobre la eutrofización es el del Programa Cooperación sobre la Eutrofización, de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), realizado en los años setenta en 18 países (Vollenweider et al., 1980)».

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Denominado también como ‘eutroficación’ o ‘sopa verde’, este proceso de saturación de aguas con nutrientes como el nitrógeno y el fósforo desencadena una rápida colonización de las herbáceas pioneras en los ecosistemas terrestres, mientras que en los acuáticos ocasiona un crecimiento descontrolado de las algas, bacterias y hongos (perifitones, por ejemplo). Las consecuencias, para unos y otros, son fatales.

En concreto, la eutrofización resulta en una alteración drástica de los elementos bióticos y abióticos que configuran el ecosistema afectado. El enturbiamiento del mismo y el ambiente anóxico (carencia de oxígeno en el agua) generan una mortandad repentina de peces y otras especies de la fauna, mermando también las plantas macrófitas acuáticas, que no podrán realizar la fotosíntesis por la falta de luz debido a la capa de algas en superficie. 

Respecto a sus causas, la eutrofización se origina esencialmente en la contaminación. Los desperdicios orgánicos e inorgánicos provenientes de efluentes urbanos están en la raíz del proceso eutrófico, al igual que los agentes contaminantes de la atmósfera (óxidos de azufre y de nitrógeno, principalmente), los residuos del sector agropecuario (excrementos, fertilizantes) o los restos de la actividad forestal (limpieza de montes, tala autorizada).

El impacto de las poblaciones humanas en la eutrofización de masas de agua es incuestionable. De acuerdo con el oceanógrafo y ecólogo barcelonés Ramón Margalef López (1919-2004), «las civilizaciones humanas intensifican la desnitrificación, la eutrofización y la producción masiva de cianófitos». Afortunadamente, los efectos de este proceso son reversibles, si bien requieren una inversión de tiempo considerable.

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Diversos lagos y embalses de la Península Ibérica han sufrido o están sufriendo algún tipo de eutrofización. En la última década, los casos de Sanabria, Enol y el Mar Menor —que se detallan a continuación— han cobrado especial relevancia para la ciudadanía y los ecólogos:

Mar Menor (Murcia). Esta laguna costera de agua salada tiene un problema crónico de eutrofización.

Lago Enol (Picos de Europa). Este lago del macizo del Cornión es motivo de preocupación a causa del enturbiamiento acelerado de sus aguas por el exceso de nutrientes. Para protegerlo de la contaminación, el Patronato del Parque Nacional de los Picos d’Europa aprobó la puesta en marcha del Plan de Protección del lago Enol.

Lago de Sanabria (Zamora). El lago natural más grande del territorio español viene experimentando una crisis eutrófica desde 2014. Se estima que el incremento del volumen de nutrientes de procedencia antrópica está detrás del fenómeno.