Competencia

En términos biológicos, la competencia forma parte de las interacciones entre especies de una comunidad biológica. La actividad y ciclo de vida de esta se desarrolla en un sistema biológico determinado (ecosistema), por lo que la totalidad de organismos compiten y se interrelacionan para la obtención de materias orgánicas e inorgánicas necesarias para su sostenimiento.

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Este concepto, entendido desde las ciencias biológicas, se produce entre los miembros de distintas especies (interespecífica) y de una misma especie (intraespecífica). Sin embargo, no toda interacción biológica está basada en la competencia, por implicar esta, una paridad que rara vez sucede en el mundo animal y vegetal. Así, esta interacción puede ser de amensalismo, depredación o parasitismo (perjudicial para una de las especies), de comensalismo (beneficiosa para una de las partes y neutra para la otra) o de mutualismo (beneficiosa para ambas especies).

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En concreto, la competencia biológica de tipo intraespecífica se caracteriza por involucrar a individuos de una misma especie que luchan por la obtención de recursos hídricos, materias orgánicas y/o inorgánicas y otros elementos indispensables para su subsistencia. El apareamiento y la dispersión natal es otra de las causas subyacentes de esta competencia, clasificable en dos tipos:

■ Indirecta. Los miembros de la especie en cuestión compiten principalmente por la explotación de recursos orgánicos y/o inorgánicos, disponibles en cantidad limitada, de modo que deben ser compartidos hasta su disminución o agotamiento. Se estima que los individuos menos resistentes ven reducido su número en este contexto de competitividad con el paso del tiempo.

■ Directa. Los individuos de una especie en particular luchan entre sí por el acceso y acaparamiento de los recursos naturales o del territorio en que estos se ubican. Así, en esta clase de competencia biológica se produce el contacto directo entre los organismos.

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Por su parte, la competencia de tipo interespecífica aparece cuando organismos de especies distintas contienden por los recursos orgánicos e inorgánicos de un ecosistema común. Esta lucha puede derivar en modificaciones de una comunidad biológica, cambios en la dirección evolutiva de las especies involucradas e incluso en su desaparición o reducción a niveles críticos. Esta clase de competencia se manifiesta de dos formas, a saber:

■ Por interferencia. La competencia puede presentarse de forma anárquica (las especies acceden a la misma proporción de recursos, aunque sin beneficiarse de él en la igual medida) o evidente (dos o más organismos poseen un depredador común en un nivel trófico superior y disputan entre sí para subsistir a esta amenaza).

■ Por explotación. Las especies en disputa compiten en el consumo eficiente de las materias orgánicas e inorgánicas. Contra mayor sea la eficacia de esta explotación, menor será la disponibilidad de los recursos para los organismos rivales.

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La competencia biológica puede verse influenciada por los efectos del cambio climático. Según investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), el calentamiento global ha propiciado un aumento de la densidad arbustiva en las cumbres montañosas, exacerbando la “lucha”; entre los vegetales, por los servicios de polinización. «La llegada de matorrales con abundante producción de flores […] incrementaría la disponibilidad de alimento para los polinizadores, lo que supondría un aumento en la diversidad y abundancia de estos», ha explicado el catedrático José María Iriondo, responsable del estudio ‘Direct and indirect effects of shrub encroachment on alpine grasslands mediated by plant-flower-visitor interactions’ publicado en la revista Functional Ecology.

Otra evidencia del impacto del calentamiento mundial en la competencia biológica es el ataque de monos salvajes a residentes de la ciudad japonesa de Yamaguchi, ocurrido en julio de 2022. «El cambio climático aumenta el problema de competencia por los recursos», ha explicado el zoólogo y etólogo Marcial Beltrami, perteneciente a la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación de Chile. 

La conflictividad entre osos y seres humanos también se acrecentaría debido al cambio climático. Según el Grupo de Investigación del Oso Cantábrico, la alimentación de este mamífero (Ursus arctos pyrenaicus) se fundamenta en frutos y bellotas de un área de distribución geográfica que podría disminuir en el futuro. Esta situación crítica dispararía la competencia interespecífica entre osos, según un artículo del investigador Vincenzo Penteriani publicado en The Conversation 1 .

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1 El cambio climático podría acentuar los conflictos entre osos y humanos en la cordillera Cantábrica: link.