Microrrelatos

El partido

Se desperezó. Se ajustó el batín de franela. Desayunó un pedazo de pan con mientras sentía como le rechinaban los dientes por el frío. Siempre se había jactado de ser un hombre de palabra y ni siquiera las peores circunstancias climatológicas le harían despreciar sus creencias. Había perdido la audición por negarse a tomar el antibiótico que le médico le había recetado y seguía dejando que el ciclo del sol condicionara sus horarios. La ciencia, ese invento del diablo, jamás entraría en su casa, se dijo mientras se preparaba para pasear cerca del bar del pueblo, quería ver el partido.