Microrrelatos

El azar

Se movía ligero mientras pensaba:
soy perfecto, mi forma y mi progresión me harán llegar a mi objetivo.  A su lado otros, impacientes, esperaban la
misma suerte. Los condujeron a un receptáculo de paredes metálicas y bien
ventilado, luego los trasladaron a una
habitación de cristal. Entonces apareció “ella” que aspiró con fuerza a su
vecino, más gordito, menos elegante, pero también muy vigoroso, al que
llevarían directamente al óvulo. Sintió que su meiosis no había tenido sentido.