Nuestros sustitutos

Mi abuelo siempre me dice con sorna que acabará comprándose un robot de acompañamiento porque cada vez vamos menos a visitarle. Cuando tenemos tiempo preferimos hacer otras cosas que ir a verle porque se ha vuelto muy gruñón, aunque si no fuera gruñón tampoco iríamos más. Es triste la reflexión que hace, porque tiene que ver con nosotros, pero tiene razón. Nos estamos volviendo tremendamente egoístas. Hablo en general. Así que le acabaremos regalando, cuando lo saquen a la venta, ese robot para que cumpla el cometido que nosotros no hacemos. La realidad es ésta.