Su sueño científico

El sueño de Alberto siempre había sido obtener un premio del avance de la ciencia. Él era muy explorador y le gustaba investigar. Tenía 15 años cuando caminaba por la selva, donde encontró un ejemplar de un gorila oriental que se decía estaba extinto desde 1953. No le dijo nada a nadie y se lo llevó a su casa. Alberto tenía miedo de que los máximos científicos descubrieran esa reliquia. Cuidó del gorila como si fuera su hijo. Hasta que años después decidió entregárselo a la ciencia y la asociación de avance científico le entregó el primer premio. Había conseguido su sueño.