El perro verde

El perro verde nunca menea la cola, no sale al jardín y tampoco ladra. El perro verde siempre está tumbado al fondo del laboratorio, inmóvil, mirando fijamente algún punto entre la puerta y el medidor de radiación gamma. El perro verde no bebe agua, ni prueba la comida de su plato. Nadie toca al perro verde, ni para acariciarle la cabeza ni para pasarle la mano por el lomo. El perro verde apenas se mueve, tan solo parpadea cuando las moscas se acercan a sus ojos.