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Y sin embargo, se mueve
Y sin embargo, se mueve
Autor: Alejandro Castillo Peña
Galileo, acusado de herejía, susurró estas palabras cuando la Iglesia le obligó a retractarse de su teoría heliocéntrica. Esta frase ha sido esgrimida por la comunidad científica como consigna. La misma comunidad científica que se burló de Darwin y su teoría evolutiva, reduciéndola a «el hombre viene del mono»; que se mofó de Wegener cuando defendió que la corteza terrestre es dinámica, y no estática. A aquellos científicos que en lugar de cuestionar dogmatizan, como si en la ciencia hubiera cabida para axiomas inamovibles, quiero susurrarles al oído: y sin embargo, se mueve.