Microrrelatos

¿Condenados a sudar por siempre?

Un día caluroso de
verano llegó un hombre a casa terriblemente sudado, se dirigió a la cocina, sacó su helado
de la nevera y lo dejó afuera mientras iba a su habitación a rociarse antitranspirante en aerosol.
Cuando regresó, encontró su postre derretido. Furioso y aún sudando, encendió
el aire acondicionado para descubrir la ironía del calentamiento global: «entre más usamos la nevera, aire acondicionado y antitranspirante para no sudar, más provocamos el calentamiento global y más sudamos».