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Y ahora el Niño

8 de Enero de 2016

No, no ese Niño… no la lotería de enero que intenta compensar a aquellos que no han ganado el gran sorteo de Navidad. 

Aunque también tiene algo de lotería. Porque, si te toca, puedes sufrir una de las peores inundaciones que jamás hayas vivido, una sequía perdurable que nunca habías podido imaginar o un calentamiento de las aguas allí donde son frías que haga desaparecer las capturas a las que estás acostumbrado. Así es uno de los fenómenos climáticos recurrentes que impactan en nuestro planeta de forma inmemorial y que este año ya se ha declarado como uno de los más fuertes desde que se tiene registro histórico. En Estados Unidos lo llaman El Niño Godzilla…en fin, ya sabemos que les encanta ponerles motes y abreviaturas a todo lo que se cruza en su camino.

El Niño es un fenómeno climático natural. Una lengua de agua más caliente de lo normal se desplaza desde Australia e Indonesia hacia las costas Pacíficas de América. Ese agua caliente, movida por la llamada Onda de Kelvin, llega a costas como las de Perú o Chile desplazando el agua fría que por lo general baña sus costas. ¿Y qué? Es agua calentita ¿Qué más quieren? Las aguas en esa zona del mundo suelen estar entre los 11 y 14°C, un poco de calorcito no vendrá mal. La pega es que esa agua caliente lleva consigo precipitaciones y violentas tormentas. Muy grandes en ese lado de América, tanto que, junto con las tempestades, puede llegar a transformar líneas de costa, arrasar pueblos, destruir todo lo que encuentre a su paso y erosionar la tierra de tal modo que quede irreconocible. Pero es que, además, ese fenómeno climático empobrece los océanos en esa zona que es una de las más productivas del planeta. Baste pensar que Perú extrae hasta 7-8 millones de toneladas de anchoveta cada año al ser un lugar de surgencia de aguas frías acompañadas de nutrientes que hacen feliz al fitoplancton y a todos los organismos que viven de él. Al llegar el agua caliente, la fría se queda abajo, con esos preciosos nutrientes, y el resto de la cadena trófica se desplaza o simplemente deja de comer. Todos, pájaros, focas, cetáceos y por supuesto hombres se ven afectados. Y la anchoveta peruana baja a representar 1-3 millones de toneladas de captura…si llega.

En el otro lado, en el Atlántico, lugares como el NE de Brasil sufren el efecto contrario: sequía. Profunda…y esta vez hay sequía sobre sequía, porque llevan en esa zona cuatro años de profunda falta de lluvia en una zona que ya es semiárida. Mal asunto. En determinadas áreas del estado de Ceará no queda más de un 10% de reservas de agua dulce para industria, agricultura y, por supuesto, consumo humano. El Niño les va a ir muy mal…mientras que en California lo esperan con ansia debido a que ellos han sufrido una sequía pertinaz (vaya, me ha salido como en los discursos de Franco con la inauguración de pantanos) que estaba a punto de colapsar el sistema…y allí el Niño será generoso con la lluvia…demasiado. Puede que llegue a llover en un par de días lo que no ha llovido en tres años.  

El Niño es un fenómeno natural poco comprendido todavía. Ha sido capaz de hacer desaparecer civilizaciones enteras…en Perú por exceso de lluvia y en Yucatán por sequías muy prolongadas que provocaron guerras prolongadas y dispersión de los habitantes. Esta vez es muy intenso, posiblemente más que el de 1997-98, que fue un problema para arrecifes de coral, zonas de cultivo, stocks de pesca y reservas dulceacuícolas en muchos lugares de América. 

¿Se agudiza por el cambio climático? ¿Se vuelve más frecuente? Nadie lo sabe…pero es un colofón nada bueno para un año que ha sido desastroso en muchos aspectos climáticos y que nos ha de hacer reflexionar, otra vez. Patricia ha sido un ejemplo de la intensidad de estos fenómenos, que van al alza. Un huracán que se ha salido de los patrones de fuerza hasta ahora registrados: en la escala de 1 al 5 era un 6…suerte que en la zona de costa a la que llegó la abrupta orografía calmó su vórtice destructor. El Niño, que por cierto debe su nombre a que es en Diciembre cuando tiene su máxima expresión y por tanto se relaciona con la Navidad, va a impactar una vez más a todo y a todos. Su rastro va a dejar a miles de personas sin hogar, a otros tantos miles sin cosechas y a otros miles o millones más con escasez de agua. Y siempre nos iremos preguntando ¿En otras condiciones, no teniendo un cambio climático tan acelerado, se habría producido con la misma virulencia y con la misma frecuencia? 

Pregunta para físicos oceanógrafos y meteorólogos…ahí la dejamos.

ACERCA DEL AUTOR

Sergio Rossi
Científico, publica libros para niños, ecothrillers, ensayos críticos y numerosos artículos científicos en revistas especializadas y de divulgación en diarios y revistas como El País, Público, Quercus, Muy Interesante y Jot Down.