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La economía circular del agua necesita indicadores de calidad

24 de Mayo de 2021
indicadores de agua
El uso global de agua se ha sextuplicado en los últimos 100 años y sigue creciendo a un ritmo anual del 1%, según el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de 2020. Esta elevada presión sobre los recursos hídricos, agravada por los efectos del cambio climático, acentúa la necesidad de un cambio de modelo en la gestión de los recursos hídricos en línea con la economía circular, con los ODS y la Agenda 2030.

Se trata de que la sociedad sea capaz de mantener en circulación los recursos y productos durante el mayor tiempo posible, y de reducir al mínimo tanto la generación de residuos como los efectos negativos derivados del consumo y de la producción para la salud, el bienestar y el medio ambiente.

En los últimos años, se han desarrollado numerosas estrategias y planes de acción en materia de economía circular, tanto a escala europea, estatal, autonómica como local, donde el agua ha tenido un escaso y dispar tratamiento. No obstante, el agua ofrece un gran potencial para la transición hacia la economía circular. Así, la circularidad en materia de agua implica la mejora de la eficiencia hídrica, la planificación hidrológica, la reutilización de agua regenerada, la valorización energética del biogás que se obtiene en el proceso de depuración o el aprovechamiento de lodos generados en dicho proceso, entre otros.

Una de las principales carencias que dificulta las acciones para la introducción de la economía circular del agua es la de indicadores que evidencien el resultado de su aplicación, así como su evolución y posibilidades de mejora.

Y una respuesta la encontramos en la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC), alineada con los planes de acción de economía circular de la Unión Europea, donde uno de los ejes de actuación es la “reutilización y depuración del agua”. Con el fin de evaluar los avances de la economía circular, la EEEC propone una serie de indicadores clave para su monitorización, y tan solo uno de ellos está destinado a medir la circularidad del agua: el “volumen de agua reutilizada”, información que proporciona la Estadística sobre Suministro y Saneamiento de Agua del Instituto Nacional de Estadística, así como el XVI Estudio Nacional de Suministro de Agua Potable y Saneamiento en España 2020 (AEASAGA).

Indicadores para evaluar la situación del agua

La Cátedra Aquae de Economía del Agua (Fundación AquaeUNED), forma parte del Comité Técnico de Agua y Economía Circular de CONAMA, donde trabaja desde hace años en la elaboración de una serie de indicadores para el seguimiento y evaluación de la economía circular en materia de agua en España.

Los indicadores abarcan las distintas fases del ciclo del agua (tanto natural como urbano) y las distintas facetas de la economía circular. De este modo, los indicadores propuestos se clasifican en:

  • Indicadores de captación, que miden si la asignación del agua, según su uso y origen, se realiza de la forma más eficiente posible. En este grupo se incluyen indicadores como el “porcentaje de agua captada directamente por los sectores económicos respecto al total de agua captada”, la “proporción de agua desalada con respecto al total de agua captada”, o el “índice de explotación de agua (WEI+)”, que mide el nivel de estrés hídrico y se utiliza como indicador de seguimiento del ODS 6, Agua limpia y saneamiento.
  • Indicadores de abastecimiento, saneamiento y reutilización, que evalúan en la economía del agua la incidencia y eficiencia de estas fases y la inversión en este tipo de infraestructuras. En la fase de abastecimiento destacan el “porcentaje de fugas en las redes de abastecimiento” y en la fase de saneamiento y reutilización, además del “volumen de agua reutilizada”, indicador presente en la mayoría de las estrategias circulares, el “porcentaje de aguas reutilizadas destinadas a cada uso”, el “porcentaje de aprovechamiento de subproductos de la depuración de aguas residuales (lodos)” y los “kilómetros de redes separativas”.
  • Indicadores de uso del agua, que analizan la eficiencia en el uso de este recurso por parte de los distintos usuarios, así como la “huella hídrica” o la “relación de sustituibilidad de los recursos hídricos convencionales y no convencionales”.
  • Indicadores del nexo agua y energía, que inciden en el binomio agua-energía desde la economía circular con indicadores que permiten calcular la “eficiencia energética global” o la “proporción de energía procedente de fuentes renovables y verdes respecto a la energía utilizada” por parte de los servicios de agua.
  • Indicadores de estado ambiental, cuyo propósito es conocer el estado cuantitativo-cualitativo de las masas de agua.
  • Indicadores de agua y cambio climático, como la “huella de carbono (kg CO2/habitante/año)” producida por parte de los servicios del agua, ya que no se debe olvidar que una de las finalidades de la economía circular es reducir los impactos ambientales.

Sin duda, un mecanismo de seguimiento y evaluación de la implementación de las estrategias de economía circular requiere este marco sólido de indicadores y datos estadísticos para monitorear su progreso. Lo que no se mide, difícilmente se puede gestionar, por tanto, no se puede mejorar.

ACERCA DEL AUTOR

Amelia Pérez Zabaleta
Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y profesora Titular en el departamento de Economía Aplicada. Dirige la Cátedra Aquae de Economía del Agua.