La búsqueda de espacios saludables ha colocado en primer plano a la escuela rural. Una escuela que siempre ha sido denostada, por falta de medios y de recursos, pero que, sin embargo, en estos momentos se aprecia como salvavidas en cuestiones formativas y de innovación, en la escapada de las grandes ciudades.
La escuela rural: motor del cambio
En plena pandemia mundial, las escuelas rurales se plantean como potenciales motores del cambio educativo donde la tradición y la innovación convergen hacia una sociedad transformadora. La capacidad de estos centros a hacer frente a las dificultades es una de las fortalezas de las que debería tomar nota el sistema educativo actual.
¿El modelo de enseñanza de la escuela rural ha venido para quedarse con la Covid-19? O por el contrario, ¿es una moda pasajera?. Lo cierto es que la escuela rural es a tenor de las palabras del director del departamento de Didáctica y organización escolar de la Universidad de Granada, Juan Manuel Trujillo, todo lo que el profesorado de cualquier Universidad querría alcanzar.
El sistema de la escuela rural hace que el profesorado rural logre que su alumnado se forme competencialmente buscando soluciones a los problemas diarios, enfocando su educación en torno a la participación, a la colaboración y lo hace dentro de una comunidad de aprendizaje…por lo que este modelo se espera que deje de ser una moda vista desde la lejanía para entenderlo como un método que se quede en nuestro sistema educativo.
«En la escuela rural todo se enfoca al medio y a la mejora del entorno» afirma Trujillo. Además, confía en que el modelo de la escuela rural sea una oportunidad de aprendizaje para los centros urbanos y poder llevar a cabo diferentes iniciativas que pongan el conocimiento práctico en el centro de la enseñanza.
El alumno en el centro de la enseñanza
Noelia Pedrosa, directora del colegio palentino de la localidad de Osorno, nos explica la apuesta de la escuela rural para que el protagonista sea siempre el alumno, y alrededor de este se encuentra con una guía a seguir, sus maestros. «En la escuela rural soñamos con una escuela que de más importancia al ser y al formarse como persona» expresa Pedrosa. Pero este ideal llega jalonado de una visión en la que los jóvenes se formen en torno a hacerse preguntas, a no tener miedo a equivocarse, sin dejar de lado la innovación y la inclusión de todos los niños y niñas.
En este nuevo Conversaciones Aquae, Mariola Urrea, aborda un ejemplo de éxito educativo que a pesar de las complicaciones que la pandemia ha traído al país y a la educación, ha salido reforzado.
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