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El impacto medioambiental de Google

6 de Octubre de 2015
Sin tomar en consideración la actividad de las industrias, está comprobado que el tráfico aéreo genera menos contaminación que los tradicionales medios de transporte, pero ¿puede ser superado por las emisiones generadas por la actividad de los usuarios de la red?

La asombrosa respuesta es sí. Lo demuestra la artista catalana Joana Moll (Barcelona, 1982) con su CO2GLE, un proyecto artístico que revela un dato sorprendente: navegar en la red contamina más que volar con un avión. De hecho, sólo la lectura de este artículo supone una emisión en la atmósfera de aproximadamente 0.17 gramos de dióxido de carbono (CO2).

CO2GLE de Joana Moll 

Toda actividad humana implica un coste para el medioambiente, que se puede plasmar en porcentajes de emisiones de gases contaminantes en la atmósfera y entre todos ellos, el dióxido de carbono es uno de los más nefastos para el clima mundial y uno de los principales responsables del efecto invernadero. Todavía no se ha llegado a entender exactamente la repercusión de la actividad de los internautas para el medioambiente, aunque según estudios recientes Internet es responsable del 2 % de las emisiones globales de CO2. En promedio la producción de 1 Kwh. de energía emite 544 gr. de CO2 y son necesarios 13 Kwh. para transmitir 1GB de información, lo que equivale a 7,07 Kg. de CO2. 

Evidentemente todos estos datos son aproximativos y afortunadamente este espacio de la Fundación Aquae sigue manteniéndose en unos márgenes de contaminación aceptables si los comparamos con el efecto diario generado por las emisiones de sitios muy populares como Facebook, YouTube o Google. Este último es el sitio más visitado de Internet con un promedio aproximado de 47.000 solicitudes cada segundo. Considerando que su web pesa cerca de 2 MB, se puede afirmar que a raíz de su uso la atmósfera recibe una cantidad que se acerca a los 500 Kg. de CO2 por segundo.

Todo esto se desprende de CO2GLE, un nuevo proyecto para Internet de la artista, docente e investigadora Joana Moll, que se expondrá a partir de mañana en The Promise Of The Internet, una exposición organizada por Connect The Dots. La obra de Joana Moll, que se proyectará en distintos espacios del vanguardista centro de arte de Sheffield (Reino Unido), es una despiadada y cruda página web que, gracias al empleo de un algoritmo, evoluciona inexorablemente relatando a través de los números la irremediable realidad sobre la cantidad de dióxido de carbono que Google lanza en la atmósfera. “CO2GLE se sitúa en una zona ambigua entre arte e investigación. Es una performance virtual simbólica, que intenta crear un espacio para la reflexión y el pensamiento crítico en relación a las consecuencias materiales de la híper-aceleración del infospace”, explica Moll, una creadora transdisciplinaria que trabaja en la investigación creativa sobre el uso de las nuevas tecnologías y su repercusión en la sociedad contemporánea. 

La artista nos explicó como la idea de CO2GLE surgió después de varios años investigando los métodos de videovigilancia civil en la frontera entre Estados Unidos y México para Arizona: move and get shot, su anterior trabajo. “Me dediqué a estudiar cómo ciudadanos civiles controlan la frontera desde sus casas a través de cámaras web y plataformas online, que les permiten denunciar a las autoridades la entrada de inmigración ilegal en territorio estadounidense. Durante esa exploración me preocupó mucho la desconexión entre la acción y la consecuencia al operar por el medio digital, sobretodo la dilución de las responsabilidades de la acción y sus implicaciones éticas, políticas, económicas y medioambientales”, indica Moll relatando como a través de esa inquietud, a finales de 2013 empezó a preguntarse acerca del impacto material del uso de Internet. 

 

Arizona: move and get shot

 

Arizona: move and get shot

“En realidad no tenía muy claro por dónde empezar y comencé a investigar la cantidad de kilovatio-hora (Kwh.) que se necesita para cargar la información en la red. Obviamente este proceso se traduce en emisiones de dióxido de carbono (CO2), y me pregunté cómo es posible que una conexión tan obvia estuviera tan desdibujada en la imaginación social. Calcular las emisiones exactas generadas por las comunicaciones en la red es extremadamente difícil debido a la gran cantidad de actores participantes en el proceso, entonces CO2GLE nació con la idea de hacer visible la materialidad de lo virtual y resaltar esa conexión”, concluye Moll que actualmente está desarrollando un plugin para navegadores, que permitirá calcular en tiempo real las emisiones aproximadas que un usuario genera al navegar por la red. 

Sin embargo su investigación no concluye allí y sin ahondar mucho en la repercusión ecológica generada por las principales industrias, la artista ha querido compartir con nosotros también unas estadísticas sobre la contaminación de los pequeños objetos domésticos y las acciones cotidianas, que a pesar de llevar tiempo circulando por la red parecen no haber generado mucha sorpresa en la opinión pública. Sin embargo hay datos asombrosos, por ejemplo planchar una camiseta produce una emisión de 25 gr. y un minuto de llamada por el móvil puede alcanzar los 57 gr. En cambio se calcula que un tweet genera aproximadamente 0.2 gr. de CO2, mucho menos que los 4 gr. que requiere enviar un email o los 12 gr. necesarios para mantener encendido un ordenador portátil durante una hora. 

ACERCA DEL AUTOR

Roberta Bosco y Stefano Caldana
Roberta es periodista especializada en arte contemporáneo y nuevos medios y Stefano en cultura digital. Son autores de El Arte en la Edad del Silicio, un espacio permanente dedicado al new media art en El País. Roberta es miembro habitual del jurado del Premio Diseña de Fundación Aquae.