En un año tan complejo para los estudiantes como está siendo este 2020, tras la supresión de las clases presenciales en el mes de marzo por culpa de la pandemia, ahora los jóvenes deben hacer frente al periodo estival. En estas circunstancias, la educación en verano resulta clave para reforzar todo lo aprendido.
Un tiempo que si bien, en otras ocasiones, se afrontaba como una época para resetear del curso, liberar la mente y abordar un nuevo año lectivo; ahora se presenta con las complejidades que supone la larga extensión de este impasse educacional. Y aunque los colegios han querido minimizarlo abordando las materias de forma online durante el confinamiento, no todos han podido hacerlo, y los que lo han conseguido tampoco han logrado formar a sus alumnos de igual manera.
Si a estas deficiencias se les une la patente brecha tecnológica que sufre el país, que ha dejado a muchos de los jóvenes ajenos a las posibilidades de una formación online, estos meses veraniegos no hacen más que reforzar la desconexión vivida durante tanto tiempo y que puede llevar, si se consiguiese regresar a las clases de forma normal en septiembre, a seis meses de ruptura educacional.
Por lo tanto, ¿qué deben hacer los padres este verano? ¿Deben reforzar directamente la educación de sus hijos durante estos meses, o por el contrario es momento de dejarles descansar?
Sobre todo esto habla Mariola Urrea, conductora de Conversaciones Aquae y presidenta del consejo de Estrategia de la fundación, con Cristina Balbás, fundadora de Escuelab, un proyecto que busca acercar la ciencia a niños y niñas de forma creativa, para ofrecer a las familias trucos para educar a sus niños en casa durante el verano, porque la educación no siempre precisa de un instrumental complejo.
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