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Como luciérnagas en verano

11 de Julio de 2016
las luciérnagas en verano
Disfruta de este precioso texto literario de Mónica Fernández-Aceytuno sobre los hijos, el verano y las luciérnagas.

Anoche salimos a ver la casa desde afuera.

Acabábamos de llegar de Madrid, todavía con el calor pegado en la piel, la ropa arrugada del viaje.

Siempre me gustó salir afuera, mirar la casa, el cielo, las estrellas, la hierba, antes de irme a dormir.

Anoche estaba el cielo muy claro, para la hora que era, con unas nubes grisáceas por encima del tejado; se perfilaban muy bien, al contraluz ceniciento del cielo, las chimeneas.

Pensaba en mis hijos, que son una parte constante de mi pensamiento porque a los hijos los tienes físicamente, al traerlos al mundo, pero una parte se queda dentro, como la luz de una casa.

Me acordaba de lo que me había contado mi hijo mayor sobre su apartamento recién alquilado en la calle Burq de Montmartre, con dos chimeneas, y lo mejor, me decía, el barrio, al lado de la casa donde vivió Picasso. Me acuerdo de la fuente que había en esa placita, que en realidad, creo recordar, era la curva de una calle, una fuente pintada de verde carruaje, y luego el portal del taller de Picasso, como en un rincón, no recuerdo el color, pero sí la curva de la acera, y el adoquín brillante y gris oscuro de la calle.

La verdad es que, de los hijos, lo único que quieres es verles contentos.

Qué estupendo es estar en casa aunque ellos hayan volado, o vayan a hacerlo, igual que de noche las luces de la casa por el campo, como un sol en dirección contraria.

La verdad es que son preciosas las casas cuando no queda casi nada de su arquitectura, más que la luz de sus lámparas atravesando las ventanas para alcanzar el aire nocturno.

Puede que a eso tendrían que aspirar casi todas las construcciones, como sugería Frank Lloyd Wright: “Hay que encajar la casa para que armonice con el entorno”; aunque tal vez habría que ir más allá: “Hay que encajar las casas para que no se vean en el entorno”.

Aspirar en el paisaje a la desaparición de la arquitectura.

Que se sepa que hay una casa ahí cuando, al hacerse de noche, se vean las luces.

Unas luces muy tenues, como de luciérnaga en verano.

ACERCA DEL AUTOR

Mónica Fernández-Aceytuno
Premio Nacional de Medio Ambiente “Félix Rodríguez de la Fuente de Conservación de la Naturaleza” y columnista de ABC. Es fundadora y editora del portal de la Naturaleza Aceytuno.com.