Glosario 
 de la Sostenibilidad

Cambio Climático

El cambio climático es una alteración duradera del clima y la temperatura provocada por la actividad humana posterior al siglo XVIII, principalmente, y por causas naturales en menor medida. Los responsables de su origen antrópico son la quema de combustibles fósiles, la concentración de gases de efecto invernadero, la deforestación indiscriminada y las malas prácticas agropecuarias, entre otros.

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La Real Academia Española (RAE) define el cambio climático como el «cambio previsible en el clima terrestre provocado por la acción humana que da lugar al efecto invernadero y al calentamiento global». El término fue acuñado en 1975 por el geofísico estadounidense Wallace Smith Broecker (1931-2019) en su artículo ‘Cambio climático: ¿estamos al borde de un calentamiento global?’ publicado en la revista Science.

Si bien el sistema climático cambia de manera natural, el denominado ‘cambio climático’ es hoy un concepto inseparable de la actividad humana. Así lo reconoce el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España: «en la actualidad existe un consenso científico, casi generalizado, en torno a la idea de que nuestro modo de producción y consumo energético está generando una alteración climática global», que afecta no sólo a «parámetros climáticos: temperatura, precipitaciones, nubosidad, etc.» sino también a «sistemas socioeconómicos».

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Las consecuencias del cambio climático para España incluyen un mayor número de olas de calor, el exacerbamiento de la salinidad marina, la abundancia de lluvias torrenciales y la reducción gradual de las nevadas copiosas, según datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).

En general, los parámetros alterados no sólo están referidos al aumento medio de la temperatura cerca del suelo en algunas regiones sino también en el régimen de precipitación mundial, el nivel medio del mar, la temperatura media de la estratosfera, la potencia y frecuencia de los ciclones, la fusión de los hielos continentales, etcétera.

Además de la quema de los combustibles fósiles, otro de los factores que influyen en el cambio climático son la tala indiscriminada, la quema de bosques y las malas prácticas agropecuarias, así como un mal uso del suelo y de los recursos naturales y la actividad industrial responsable del aumento de la concentración de gases de efecto invernadero.

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La conciencia histórica del cambio climático se inicia en 1896 con la publicación del ensayo ‘La influencia del ácido carbónico [CO2] en el aire, sobre la temperatura del suelo’ publicado por el profesor sueco Svante August Arrhenius (1859-1927). Fue la primera voz de la Ciencia en alertar sobre el impacto del dióxido de carbono sobre la atmósfera terrestre, un descubrimiento atribuible en parte a los estudios teóricos de Joseph Fourier, Eunice Foote o John Tyndall que precedieron a Arrhenius.

Casi medio siglo después, el ingeniero anglocanadiense Guy Stewart Callendar (1898-1964) retomaría las tesis de Arrhenius para relacionar el ascenso de la temperatura global entre 1890 y 1938 con el aumento de las concentraciones de CO2 en la atmósfera.

En 1988, la lucha contra el cambio climático ganaría entidad y relevancia mundial con la aparición del mencionado Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, establecido por las Naciones Unidas (UN), la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Su objetivo es fomentar la investigación objetiva, científica y relevante para la comunidad internacional acerca del cambio climático y el impacto del mismo en las sociedades humanas.

Así, en el resumen para responsables de políticas ‘Cambio climático 2014: Impactos, adaptación y vulnerabilidad’, el IPCC recordaba que «se está produciendo una interferencia humana en el sistema climático, y el cambio climático plantea riesgos para los sistemas humanos y naturales».

En España, la declaración del Estado de Emergencia Climática y Ambiental de 2019 supuso un punto de inflexión en la percepción de esta amenaza, dando lugar a la aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en el año 2021, con la finalidad de cumplir los objetivos pactados en el ‘Acuerdo de París’ de 2016.