Microrrelatos

BREAKING BAD

Cerró los ojos ocultos tras unas gigantescas gafas de buzo y dejó escapar un inoportuno estornudo que casi da al traste con su pulso. A continuación, con la misma delicadeza que acostaba a su bebé cada noche, repartió la última mezcla en siete vasos de precipitado idénticos. Valiéndose de un gotero y aunando la precisión de un francotirador retiró los excesos de cada recipiente. Solo podían alcanzar los 5 mililitros exactos para que la solución final de metanfetamina resultase brillante. En juego estaban su prestigio y el bienestar de su familia. Nada podía salir mal.